La escucha del entrañable poema de Juan de la Cruz, "Tras un amoroso lance", interpretado por Federico Carranza, y el recorrido por hermosas vistas de Querétaro, en México, nos conducen al Evangelio de la Ascensión del Señor: Mt. 28, 16-20.
El Evangelio de este domingo, antesala de la fiesta de Pentecostés, es manifestación de la Gloria del Cristo pascual, y envío misionero: el mandato universal de anunciar la buena noticia cristiana, más allá de los requemados montes de la Palestina romana.
Es, además, la confirmación de la promesa del Espíritu Santo, una promesa que late en toda la revelación bíblica: desde Abraham hasta los profetas, desde el discurso tenaz del Bautista hasta el Cristo que asciende en Gloria frente a los apóstoles, atónitos ante la majestad divina.
Sí, vendrá el Espíritu, y animados con el fuego de su gracia, reconocemos a Jesús como Señor, ante quién se doblará toda rodilla, por quién ha de confesar toda lengua, resplandor de la Gloria del Padre e impronta de su sustancia ¡Alabado sea su Nombre sobre todo otro nombre!
Sí, vendrá el Espíritu, y animados con el fuego de su gracia, los apóstoles recorren el planeta entero, llevando el Evangelio, bautizando en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo, formando discípulos, fundando comunidades misioneras, comunidades de vida y fraternidad.
Sigamos hoy el consejo de Jesús, permanezcamos en Jerusalén, y digamos juntos: ¡ Ven, Espíritu Santo!
Liturgia del Domingo de la Ascensión 5 de junio del 2011: pincha aquí
Bendito sea tu dulcísimo amor, Amado Espíritu de Dios.
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