Entramos en la recta final del Adviento, de la mano de José, el esposo de María, un testigo de excepción del misterio de la encarnación.
Es poco lo que sabemos de este israelita, preclaro descendiente de David, e hijo de la fe del pueblo de Abraham.
La Palabra de Dios se límita a decirnos que era un hombre justo, con toda la resonancia bíblica que tiene esta palabra: rectitud, sencillez, transparencia delante de Dios y de los hombres, temor de Dios, fidelidad a la Alianza, pobreza de corazón, humildad,...eso, y mucho más, cabe en el vocablo justo.
Desconcertado ante el embarazo de su joven esposa, se ve forzado a tomar una decisión tremenda: repudiar en secreto a María ¡Vaya, por Dios!,...pero he aquí que el ángel del Señor se le manifiesta en sueños y le dice: "José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados" (Mt. 1, 20-21)
Los caminos de Dios son siempre más altos, porque ¿quién penetró la mente del Señor?, ¿a quién reveló sus designios? Él los desvela a los humildes y sencillos, a los que buscan hacer la voluntad de Dios en todas las cosas, a los que han entregado todo para hacerse con el campo donde está el tesoro del Reino de Dios.
De la mano de José, aprendemos a reconocer y confesar a Jesús, el Mesías, nacido de una madre virgen, la Palabra encarnada por la cual recibimos la gracia y la verdad.
De la mano de José, aprendemos a vivir en obsequio de Jesús y de María, la Virgen ¡Qué dicha la tuya, José bendito! Vivir en convivencia cotidiana con los dos, y dedicar tu vida a su servicio.
Tú, José de Nazaret, contemplabas como aquel muchacho iba creciendo en sabiduría y en gracía delante de Dios y de los hombres; veías a tu esposa conservar todas las cosas cuidadosamente y guardarlas en su corazón.
Tú no has vivido para ti mismo, sino para Aquel que te eligió entre todos los descendientes de Israel para ser el padre terreno del Hijo de Dios, verdadero esposo de su Santísima Madre.
Al acercarse la fiesta de la Navidad, pidamos a José que disponga nuestros corazones para la inmensa bondad de Dios que se manifiesta en el misterio santo del Nacimiento de Jesús, el Señor. Amén.
Para seguir profundizando en la figura de san José, aquí les presento la hermosa Exhortación Apostólica Redemptoris Custos del beato Juan Pablo II, sobre la figura y misión del esposo de María en la Iglesia de Dios.
REDEMTORIS CUSTOS: DESCARGAR
Hi Marcelo,
ResponderEliminarI saw you blog linked up through Beatriz's St. Joseph link up. Your photos are gorgeous! I love the vibrancy of deep rich color. Lenten blessings to you!
Thanks you very much for your visit to this page, I wish that St. Joseph bless us always in our road. This photos I have taken from the Google Images and I agree with you: they are great!
EliminarThe peace of the Lord be with you
Marcelo
Hola Marcelo, yo también vengo del blog de Bea. ¡gracias por participar en esta Fiesta de Enlaces dedicadas a San José! ¡No sabes qué gusto me da que como hombre promuevas esta devoción! San José es el modelo perfecto de esposo y padre. Dios te siga bendiciendo.
ResponderEliminarXhonane: Felicidades en este día, muchas gracias por tu comentario y por tu visita, he estado viendo tus blogs y realmente son interesantes y llenos de la presencia del Señor. Qué el Señor nos siga animando en el camino, y que contemos siempre con la ayuda de San José,...
ResponderEliminarMarcelo