jueves, 11 de junio de 2015

El nuevo currículo de Religión: ¿A quién tienen miedo?



Los ataques y el reduccionismo ridículo que está sufriendo el currículo de Religión de la Iglesia Católica solo puede responder al miedo y a la ignorancia.

Querer hacer creer que por decir una expresión de agradecimiento se está rezando es, como dice el bueno de Avelino, creer que por memorizar una  poesía uno ya es poeta, o por saberse la tabla de multiplicar el alumno ya es un matemático. Solo la ignorancia puede tener una visión de la oración cristiana tan barata y mágica. No hay oración cristiana sin fe y la fe no fue ni es objeto de la enseñanza religiosa en la escuela. 

Por qué esta polémica falsa respecto del  de Religión. Por qué atacar a un currículo que es respetuoso con las reglas de juego del lugar donde se desarrolla, la escuela, y con la finalidad de la misma: el desarrollo integral de la persona. La ERE no es catequesis, es verdadera enseñanza curricular donde se hace un estudio sistemático y pedagógico del cristianismo teniendo en cuenta la edad y capacidad de los alumnos. ¿Por qué esa insistencia en reducir la dimensión religiosa al ámbito de lo privado?

Los cristianos somos ciudadanos con los mismos derechos que el resto. Pagamos impuestos, votamos responsablemente cuando se nos solicita y nos involucramos en la construcción de un mundo mejor. Consideramos que ayudar a los niños y jóvenes a buscar la Verdad e introducirlos en la realidad es una responsabilidad ineludible que no estamos dispuestos a dejar solo en manos del Estado y mucho menos en manos de políticos cuyos intereses no son, la mayoría de las veces, el bien común de los ciudadanos a los que dicen servir. 

Causa vergüenza ajena la desfachatez  de algunos políticos al juzgar y condenar un  currículo que son incapaces de entender porque nunca han hecho el recorrido académico para entenderlo. Los alumnos de Religión de 1º de la ESO saben distinguir la diferencia entre la respuesta que da la Ciencia a la cuestión sobre el origen y la que proporciona la Sagrada Escritura. A la primera le interesa el qué, el cómo, el dónde y el cuándo, a la segunda el por qué y el para qué. Para nada se contradicen, al contrario, se complementan. Como glosaba Galileo “la ciencia nos enseña cómo va el cielo y la Religión cómo se va al cielo”, o más cercanamente el propio Einstein: “la Ciencia sin la Religión está coja, la Religión sin la Ciencia está ciega”.

De seguir por este camino pedirán que se retire del currículo de lengua y literatura los escritos  de Santa Teresa o el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz. Habrá que desterrar del currículo de Filosofía a San Agustín o Santo Tomás. Por favor no se olviden de quitar del currículo de Biología a Mendel y del de física a Maxwell y a Carnot. Por último, no dejen de rehacer el currículo de Ciencias Sociales porque al estudiar la historia de occidente se las tienen que ver con unos cuantos millones de cristianos que a lo largo de estos veinte siglos consideraron a Dios su Señor y Creador y han desarrollado eso que se llama la civilización del amor y de los Derechos Humanos.  Evidentemente hemos cometido muchos errores y no todos hemos estado a la altura de nuestra vocación (a lo que estamos llamados) pero no cabe duda de que en la resultante histórica el saldo ha sido muy positivo para todos.

No tengan miedo. Somos gente de paz, amamos hasta que duele y nos comprometemos por las causas perdidas porque tenemos un optimismo genético. Creemos que procedemos del Amor con rostro de Padre y que todos los seres humanos tenemos la misma dignidad porque somos sus hijos. Nosotros no tenemos miedo a la verdad y respetamos todas las opiniones y creencias. En verdad, os amamos y daríamos la propia vida por vuestra felicidad.

Atacar a la Iglesia es muy fácil. Burlarse de lo cristiano empieza a ser recurrente y cansino. Ningunear a los miles de niños y jóvenes que cursan la asignatura de religión católica no resulta, precisamente, ejemplar.

Propiciar que los niños de 6 años "memoricen fórmulas de agradecimiento y petición" es responsable y educativo. Manipular, mentir y tergiversar de manera intencionada y torticera es irresponsable y mezquino.

Mªdel Pilar Hernández Santos.

Enseñanza y pastoral educativa: Oviedo

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