En 1965, el año que yo nací, está canción de los Rolling Stones, "(I can´t get no) Satisfaction", ocupaba los primeros puestos, en concreto el tercero, en el famoso Top 100 Billboard.
Después de 50 años este éxito del rock resiste. Muchas canciones vienen y van en el ranking popular, pero algunas quedan en la memoria de las generaciones, y se convierten en clásicos. Satisfaction de los Rolling es, sin duda, una de ellas.
Además de la música, que nos arrastra con su persuasivo y peculiar swing, me he querido fijar en la letra, sencilla, repetitiva, pero con un mensaje para pensar.
El joven que canta no obtiene satisfacción, y lo intenta e intenta muchas veces, pero sin resultado. No le convence el discurso vacío de la radio y la televisión, ni tampoco las falsas promesas de los amores que no terminan de entregarse. Insatisfacción.
Así se expresaba toda una generación, la de los 60, gritando a la cara su malestar. La misma que protagonizó el mayo francés, la revolución sexual, el movimiento hippie, la lucha por los derechos civiles, las protestas contra la guerra de Vietnam, etc.
Y sin embargo.
Después de todos los cambios culturales de las últimas décadas, ¿están más "satisfechos" los jóvenes de ahora? Tengo mis dudas.
La cultura contemporánea, la del 2015, enfrenta el vacío de la insatisfacción con grandes dosis de hedonismo. Bonita forma de controlar y amaestrar la rebeldía de las masas juveniles.
No estamos en contra del placer, por supuesto. Pero si se convierte en un fin en sí mismo, si se descontextualiza del bien y del amor, puede ser una fuente todavía más grande de insatisfacciones e infelicidad
Es que el corazón humano es muy exigente. Necesita ideales nobles, razones que den sentido y significado a la experiencia de vivir. En una palabra, espiritualidad.
Observamos una pléyade de jóvenes sin conciencia política, atrapados en el submundo virtual de los móviles y las redes sociales, muchos sin una perspectiva clara de futuro. Algunos prematuramente desilusionados. Envejecidos.
Ni siquiera están conscientes de su insatisfacción, la han asumido como parte de "lo que hay".
En esta cultura de la inmanencia y el inmediatismo, mirarse para adentro e indagar si nos satisface lo que nos están ofreciendo como propuesta de vida, es un gesto liberador y humanizante.
La cuestión es: ¿tienes sed?, ¿tenemos sed?, esa pregunta es clave para comprender la respuesta de Jesús de Nazaret, también para esta generación del siglo XXI: "Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba,... De su seno correrán ríos de agua viva" (Jn. 7,37-38)
¿Escuchar esta canción en Clase de Religión? Sí, me parece que vale la pena, sobre todo para 4º ESO y bachillerato.
@elblogdemarcelo
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