Las estaciones del Vía Crucis recreadas a través del trazo evangélico del dibujante Fano, a color y con su correspondiente dibujo para su uso por los chicos y chicas de la Clase de Religión o la Catequesis.
Seguir a Jesús por el camino de la cruz debería avivar en nosotros el amor al Señor, que ha dado su vida por nosotros. Para que en nuestro seguimiento y discipulado nos vayamos revistiendo de los mismos sentimientos de Cristo, de su humildad y amor, de su pobreza y obediencia al Padre.
Pero el Vía Crucis debe ir más allá, debe también abrir nuestros ojos y liberar el corazón para que reconozcamos al Jesús sufriente que padece en las injusticias y en los dolores que soportan los pobres, los hambrientos, los desnudos, los forasteros, los sedientos de nuestro hoy situado.
En esta lista de sufridos Jesúses incluimos a las víctimas de las arbitrariedades de los mercados y de políticas económicas anti-reino de Dios, a los parados, a los que soportan deudas impagables, a los que padecen los horrores de la guerra y la violencia. En definitiva, a todas las víctimas.
Consolar y acompañar a Jesús en su camino de la cruz, consolar y acompañar a Jesús en el camino de la cruz que recorre en el dolor actual de nuestros hermanos y hermanas.
La sabiduría de la cruz es la sabiduría del amor.
Enseñemos a nuestros alumnos y alumnas a encontrar a Jesucristo en el hermano y la hermana que sufre. Que aprendan nuestros chicos y chicas a reconocer los sentimientos de los demás, a ponerse en el lugar del otro, a crecer en empatía para que desarrollen su inteligencia social y emocional.
Y el Vía Crucis puede ser un buen camino para lograrlo.
En lenguaje cristiano, que sean compasivos y misericordiosos, como el bueno de Jesús. Amén.
Excelente... Dios te bendiga
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