Nada mejor que un gospel tradicional para ir en marcha, amigo, This train is bound for Glory, en español: "Este tren se dirige a la Gloria".
Un momentito, que parece que no vamos de cualquier manera: es un tren de gente justa y santa, nada de mentirosos, ni fumadores, ni ladrones, ni jugadores, ni cuatreros,..... A ver, a ver, me dirá alguno, si es así me bajo en la próxima estación.
No te apresures, deja que te cuente algo, el trigo está mezclado con la cizaña, así nos lo enseñó Jesús, y diga lo que diga la letra de la canción, este tren del Señor más bien parece un hospital de puro enfermos que andamos todos. Nos vamos curando de nuestros vicios y pecados, mientras seguimos en ruta al encuentro con nuestro Dios.
Eso sí, para seguir en el tren hay que querer curarse, y reconocer que estamos enfermitos, y aceptar con humildad ese amor y esa misericordia que nos santifica y transforma.
Porque, te lo digo, hay que estar alerta para que no nos engañen: el camino es estrecho y el dueño del tren es exigente. Si vas en el vagón que se dirige a la gloria tienes que renunciar al pecado en tu vida y aceptar a Jesús como a tu único Señor.
Aunque luego caigas muchas veces, Jesús te levanta, acude al sacramento de la confesión, ¡no lo dilates!, su perdón te cura, te restaura,... y venga, ¡en marcha de nuevo!, no te quedes parado en la estación.
Esto es una cosa y otra muy distinta es creer que vamos en dirección a la gloria mientras seguimos viviendo en el pecado como si no pasara nada. Ni siquiera tenemos mala conciencia, nos justificamos neciamente, y pensamos que son detallitos de nada, imperfecciones,...
No, no existe un cristianismo "light". El pecado es un asunto bien serio. Miremos a Jesús clavado en la cruz a causa de nuestras miserias y rebeldías. Pues eso.
A veces me reboto yo solo cuando escucho ciertas componendas de algunos predicadores e incluso de teólogos muy avisados que andan enseñando un Evangelio simpático, rebajado, acorde con el mundo. No los voy a juzgar, pero a veces me pregunto dónde hemos dejado el escándalo de la cruz (Gal. 5, 11)
No sé que pensara de esto tanto cristiano laxo que abunda por ahí, ¡ay, mi madre!, que va sentadito en el otro tren, justo en el que va en dirección contraria a la gloria.
Compadre, oído al tambor, son palabras de San Pablo: "¿No sabéis acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? ¡No os engañéis! Ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los ultrajadores, ni los rapaces heredarán el Reino de Dios" (1Cor. 6, 9-10)
Y el Señor mismo en el último libro de la Escritura Santa, el Apocalipsis: "Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los impuros, los hechiceros, los idolatras y todos los embusteros tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre que es la muerte segunda" (Apoc. 21, 8)
Este lenguaje es duro, ya lo sé, eso mismo le dijeron a Jesús los apóstoles en su momento (Jn. 6, 60). Así que a nadie le extrañe que el canto vaya advirtiendo quienes son los que en verdad van en el tren que se dirige a la gloria.
Confiemos nuestro viaje a la misericordia de Dios. Un saludo.
@elblogdemarcelo
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