Quizás una de las huellas más profundas que la fe cristiana en el decurso de los siglos ha imprimido en la cultura ha sido el arte, en todas sus manifestaciones creativas: las artes plásticas, la escultura, la arquitectura, la música, la poesía,...
Este libro de Juan Plazaola nos ofrece una muy completa revisión de ese camino histórico en que la experiencia de la fe y la creación artística se hermanan, constituyendo un patrimonio, una tradición que hace de la belleza un instrumento de humanización, de dignificación de lo humano, y una invitación a gustar espiritualmente, casi diriamos fruitivamente, la presencia del Dios salvador.
Hoy, cuando algunos sectores de la vieja Europa parecen renegar de las raíces de su cultura cristiana, testimoniada de un modo admirable en el arte europeo, debemos "hacer memoria" de nuestro patrimonio, de los valores que representa y de la experiencia comunitaria de vida, humanidad y belleza que nos transmite. Recomendado.
Este libro de Juan Plazaola nos ofrece una muy completa revisión de ese camino histórico en que la experiencia de la fe y la creación artística se hermanan, constituyendo un patrimonio, una tradición que hace de la belleza un instrumento de humanización, de dignificación de lo humano, y una invitación a gustar espiritualmente, casi diriamos fruitivamente, la presencia del Dios salvador.
Hoy, cuando algunos sectores de la vieja Europa parecen renegar de las raíces de su cultura cristiana, testimoniada de un modo admirable en el arte europeo, debemos "hacer memoria" de nuestro patrimonio, de los valores que representa y de la experiencia comunitaria de vida, humanidad y belleza que nos transmite. Recomendado.
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