No sé si estarán de acuerdo conmigo, pero desde hace unas semanas, a raíz de ciertos hechos que me han sucedido en clase, he estado pensando que, en realidad, la enseñanza escolar de la Religión tiene un solo e inmenso tema central: Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios.
Ya sé que nuestra asignatura abarca un sinnúmero de contenidos: la moral social y la moral de la persona, el compromiso cristiano, las religiones en el mundo de hoy, las fuentes de la revelación, la Iglesia, Dios,...Sí, sí, y de hecho, así está establecido en los respectivos programas curriculares, sin embargo estos temas tienen sentido si el centro de nuestra enseñanza es Jesús de Nazaret, el Resucitado, el Hijo de Dios.
Todos los que participamos en la misión evangelizadora de la ERE (Enseñanza Escolar de la Religión) deberíamos preguntarnos de vez en cuando: ¿Es Jesús el centro de mi clase?, ¿Los temas humanos y cristianos que propongo al alumnado hacen referencia a Jesús?
Si presento la concepción cristiana de ser hombre o ser mujer, por ejemplo, el modelo a seguir es, claro está, Jesucristo, en él encontramos nuestra realización más definitiva como hijos de Dios y hermanos de los hombres. Si quiero hablar del mal y del pecado, he de anunciar el perdón y la misericordia que nos muestra Jesús en sus hechos y palabras, y, por supuesto, el misterio de la Redención.
Si quiero exponer el tema del misterio de Dios, pues el eje es siempre Jesús, en él la revelación del Padre llega a su plenitud en la historia. Los cristianos conocemos a Dios a través de su amado Hijo, él es su rostro, el resplandor de su Gloria y la impronta de su sustancia.
Si he presentar a la Iglesia de Dios, el misterio de la comunidad cristiana, la referencia es, de nuevo, Jesucristo, que ha congregado a un pueblo llamado a realizar la utopía del Reino de Dios. Es Jesús quien nos reúne en asamblea, donde cabemos todos y todas, con distintos carismas y vocaciones para el servicio y la misión.
Incluso cuando toco temas transversales como la autoestima, la celebración del día de la Paz, la no violencia de género, la prevención del consumo de drogas, la convivencia, etc., mi referente sigue siendo la persona de Jesucristo. Sus valores de vida, sus actitudes profundas, el testimonio de su persona divina y humana.
Claro, a veces ni siquiera lo digo explícitamente, pero de una u otra manera estoy hablando de Jesús, y anunciando a Jesús.
Alguno podrá pensar que soy un exagerado, y que debería contemporizar con cierta ambigüedad reinante, cierto relativismo que puede hacernos pensar que la clase es para que adquieran cultura religiosa, lo que les puede ayudar a comprender el cristianismo y otras religiones, y, de paso, fomentar algunos valores como la solidaridad, la tolerancia, etc.
Será así, pero yo no me conformo con esto, y además se me hace cuesta arriba porque la clase de Religión es claramente confesional, y el cristianismo antes que una doctrina, es una experiencia de vida que nace del contacto con la buena noticia del Evangelio, un modo de vida en seguimiento a Jesucristo, vivo y resucitado.
Si no lo hacemos nosotros ahora, después que pasen por nuestras aulas, ¿quién les hablará de Jesús de Nazaret a estos chicos y chicas que tenemos delante? ¿Acudirán a sus respectivas parroquias? A veces me temo que no, sobre todo cuando miro las estadísticas de la práctica religiosa de la juventud española.
Ser profesor de Religión es un peso tremendo, porque no siempre es fácil anunciar a Jesucristo, pero, me lo digo sobre todo a mí mismo, no podemos escaquearnos de nuestra responsabilidad.
Oremos y estudiemos mucho para saber hacerlo con sabiduría y buen juicio, en diálogo con la ciencia, con la cultura y con las grandes cuestiones que se debaten hoy en el corazón de nuestros queridos jóvenes, tan amados del Señor.
Qué el Espíritu Santo nos convierta en verdaderos discípulos de Jesús, testigos de su presencia allí donde Él nos ha enviado. Amén.
Hola Marcelo, yo me hice un cuestionamiento cuando me informaron que mi cátedra se llamaría Educación en Valores. Para mi hay una diferencia entre educar en Valores y la clase de ERE donde el centro es Jesucristo.
ResponderEliminarAy, María Auxiliadora, no sabes cómo te comprendo, por eso, por eso mismo, aunque parece una verdad de perogrullo, esta verdad evidente de "Jesús al centro" hay que decirla, para que brille la luz grande y bonita del Evangelio, un abrazo y gracias por tu comentario
EliminarMaría auxiliadora, estoy de acuerdo contigo. Eso no es ERE, es clase de ética y ni si quiera clase de etica cristiana.
EliminarAsí es, por eso, por eso mismo, todo planteamiento ético, aunque se proponga a hombres y mujeres de buena voluntad, debe remitir en último término a la experiencia y el testimonio de Jesús de Nazaret, en quien se ha revelado el hondo misterio de lo humano y de lo divino.
Eliminar¡Muchas gracias por tu aporte! Saludos desde Tenerife
Quiero fecilitaros por el buen blog que teneis. Enhorabuena.
ResponderEliminarSi quereis podemos intercambiar link.
Gracias amigo mío por tus palabras que me sirven de motivación en esta tarea del blog, por supuesto estamos aquí para que lo necesites, un abrazo desde Tenerife
EliminarMe encanta haber descubierto este blog. ¡ Enhorabuena por tu trabajo y generosidad (esto es lo que tiene tener una profesión de riesgo: dar mucho fruto)! Ana
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras que me sirven de ánimo y de motivación, ¡Qué el Señor nos colme a todos de bendiciones siempre y nuestra pequeña semilla se multiplique! Un saludo desde Tenerife
EliminarHola Marcelo, he estado viendo tu blog y me está gustando. Soy profe, aunque de inglés, pero soy cristiana católica y tengo dos hijos, y me parece muy interesante. Lo visitaré más veces. Buen trabajo.
ResponderEliminarMaría José, ¡¡Muchas gracias!!! Tus palabras me sirven de motivación para seguir en esta tarea, a veces a pie de aula, como quien dice, compartiendo recursos y experiencias de una asignatura que quiere cumplir su misión en la formación integral de nuestros chicos y chicas,...Un saludo desde Tenerife
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