Llegó septiembre. Comienza la partida.
Entretanto sobre el mundo sobrevuelan guerras, y rumores de guerra, y de nuevo se alzan voces pidiendo que no, por favor, que no a la guerra, que hay que buscar soluciones no-violentas para los conflictos, ...la presión política, la presión diplomática, ....el imperio de la razón (y del corazón).
En medio del griterío no falta quien diga que la culpa de las guerras la tienen las religiones, una vieja tesis del laicismo que esconde las verdades raíces de los problemas bélicos: la injusticia social endémica que padece el mundo.
No niego que la religión haya sido causa de guerras y enfrentamientos fraticidas a lo largo de la historia, pero no es per se la razón que explica el fenómeno humano de la guerra. Eso es, sencillamente, un reduccionismo malintencionado.
Martín Luther King, Madre Teresa de Calcuta y Manhatma Ghandi, por nombrar estos tres iconos proféticos de la paz y la solidaridad, fueron personas profundamente religiosas. Su experiencia de fe jugó un papel determinante en sus acciones a favor de los otros. Su testimonio debería bastarnos para comprender que no es necesariamente la religión la causa de la guerras, al contrario la experiencia demuestra que quienes viven auténticamente el credo que profesan, suelen sentirse más comprometidos por el logro de la paz y de la justicia en el mundo.
Detrás de las guerras lo que si hay es toda la miseria que esconde el corazón: las ambiciones de poder y de riqueza, la opresión de pueblos y personas, las desigualdades insoportables, la realidad de la pobreza,...En lenguaje cristiano hablamos, sencillamente, de pecado.
Lo parodójico es que una parte de todos nosotros, la mejor, sin distingo de raza, credo, o nacionalidad, siente adentro una aspiración común: el logro de la paz, de la justicia, del amor entre todas las personas. Es el deseo, consciente o no, de que acontezca aquello que fue la gran pasión de Jesús de Nazaret: el Reino de Dios.
Es la utopía del amor universal, el "venga a nosotros tu Reino" que pedimos cada vez que rezamos el Padrenuestro.
Si los poderosos escucharan esta voz interior, voz del corazón y de la conciencia, la voz de Dios. Pero están sordos, y aquí nos enfrentamos a esa realidad terrible que mencioné antes y que llamamos pecado, una enfermedad que nos divide por dentro, y que destruye la fraternidad entre las personas.
Oramos, oramos sin cesar, para que la voz de Dios, voz de paz y de justicia, sea escuchada en medio de esta historia nuestra tan surcada de sangre y de violencia.
Un alumno, Ibai Mejias, me pasó por el Facebook un vídeo con un discurso realmente estremecedor. Se trata de una escena de El gran dictador de Charles Chaplin, una película de 1940 con un mensaje para todos los tiempos.
En medio de las tensiones que vivimos, de los embates de la economía y de la corrupción política, me ha parecido interesante comenzar este curso 2013-2014 con este discurso tan cargado de valores afines al humanismo cristiano.
El reto es verlo con los alumnos y alumnas, y sacudirlos un poco del letargo de las vacaciones, y escuchar luego sus comentarios. Sería una introducción interesante para la asignatura de Religión en 4º ESO, por ejemplo, o en el bachillerato.
Las fichas ya están sobre el tablero, porque, como ya les dije, llegó septiembre y arranca la partida.
La bendición del Señor nos acompañe siempre en el camino. Amén.
Ánimo Marcelo en la nueva etapa escolar.
ResponderEliminarGracias Ami, un saludo fraterno desde aquí :-)
EliminarUn video muy interesante para comenzar el curso y analizarlo con los alumnos, Marcelo
EliminarUn abrazo compañero,
Sacra
¡Sacra!,....Gracias, un abrazo fraterno para ti, sé que este año estaremos más cerca (a menos que haya variaciones) sea como sea aquí te envío mi abrazo y que permanezca en nosotros siempre la bendición del Señor
EliminarMarcelo
¡Estimado Marcelo! Paz y Bien.
ResponderEliminarInteresante vídeo y acertada reflexión. Creo que es necesario que nuestros alumnos oigan también que es posible la paz, sobre todo si desterramos el odio de nuestros corazones y vemos al otro como un igual, en vez de verlo como adversario.
Que tengas un buen comienzo de curso. Un abrazo fraterno desde los madriles.
José Manuel
¡Amigo! ¡Muchas gracias! Se nos ha ido el verano en un plis plas y aquí estamos de nuevo como Don Quijote frente a los molinos de viento, intentando sintonizar bien la emisora a ver que música nos tocan,...un abrazo grande desde este rincón del sur tinerfeño,...El Señor camina con nosotros
EliminarMarcelo