La justicia europea avala que una trabajadora luzca una cruz al cuello
Desde 2006 Nadia Eweida viene posando para los medios con
igual gesto: media sonrisa y sus dedos señalando el minúsculo crucifijo de oro
blanco que lleva al cuello. Su defensa le ha llevado de juzgado en juzgado
desde entonces y este martes por fin el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de
Estrasburgo le dio la razón. La sentencia supone un gran paso en el
reconocimiento a lucir símbolos religiosos en el trabajo dentro de Europa, pero
no da carta blanca, ya que el mismo jurado ha fallado a favor del empleador en
tres casos que apelaban a la libertad religiosa.
Nadia es cristiana copta. También era y sigue siendo
empleada de facturación de British Airways en el aeropuerto londinense de Heathrow,
pues ha mantenido su trabajo pese a los pleitos. Su batalla comenzó en 2006
cuando la aerolínea le prohibió lucir un crucifijo en su puesto de trabajo
porque, alegaba, perjudicaba la imagen de marca de la compañía. Los juicios en
su país dieron la razón a British Airways, pero ayer los magistrados de
Estrasburgo dijeron que los tribunales británicos no respetaron un “justo
equilibrio entre, por un lado, el deseo de la demandante de manifestar su fe y
poder comunicársela a los demás y, por otro lado, el deseo de su empleador de
conducir una imagen de marca precisa”. Entre los motivos, el tribunal europeo
también argumenta que una cruz discreta no puede afectar negativamente la
imagen pública de British Airways.
Reino Unido había dado la razón a la aerolínea en los
juicios precedentes por oponerse a lo que consideraron “una demostración
religiosa que podía incomodar a algún cliente”. Ya desde aquellas primeras
sentencias diversas declaraciones desde el Gobierno y el Parlamento británicos
respaldaron a esta londinense de 61 años con el argumento de que la misma
aerolínea admitía el uso de turbantes y velos en otros trabajadores. Estos
apoyos y su propia determinación le empujaron a persistir en obtener la razón
por encima de cualquier otro acuerdo.
British Airways llegó a ofrecerle un nuevo cargo en el que
no tenía que ir uniformada y podía llevar la cruz, pero la mujer lo rechazó.
También se negó a aceptar los 11.500 euros que le ofrecía la compañía para
resolver el pleito al margen de los tribunales. Y no dejó de pleitear cuando en
2009 la aerolínea modificó el reglamento para permitir que sus empleados
lucieran ese tipo de símbolos.
Además de conquistar su ansiado derecho a lucir su fe en el
cuello, el Tribunal de Estrasburgo ha ordenado que Reino Unido indemnice a
Eweida con 2.000 euros por daños morales y 30.000 por los costes del proceso al
entender que este país violó el artículo 9 del Convenio Europeo de Derechos
Humanos frente a la libertad de religión.
UNA ENFERMERA, UN CONSEJERO MATRIMONIAL Y UNA EMPLEADA DEL AYUNTAMIENTO NO CORREN CON LA MISMA SUERTE
Sin embargo, Estrasburgo ha quitado la razón a otros tres
ingleses que reivindicaban su derecho a aferrarse a la cristiandad de una forma
u otra a su lugar de trabajo. En la misma sentencia, el jurado falla en contra
de una enfermera, Shirley Chaplin, de 58 años, que denunció al Royal Hospital
de Devon y Exeter por no permitirle llevar el crucifijo en sus horas de trabajo
y, ante su negativa, terminó por despedirla en 2010, tras 21 años en plantilla.
En este caso, el hospital argumentó que la joya representaba un riesgo para la
seguridad y la salud de los pacientes porque podía entrar en contacto con
alguna herida abierta.
Además, el tribunal también ha fallado en contra de Gary
McFarlane, un consejero matrimonial de Bristol que fue despedido en 2008 por
negarse a aceptar en su terapia sexual a parejas homosexuales, al alegar que
eso contravendría sus “fuertes principios cristianos”, y de Lillian Ladele, que
vio cómo el Ayuntamiento de Islington suspendía su empleo al negarse a
registrar parejas del mismo sexo por “motivos de conciencia religiosa”.
Los magistrados, como ya había ocurrido en otras sentencias,
señalan que “la situación de parejas homosexuales es comparable a la de las
parejas heterosexuales en lo que se refiere a la necesidad de un reconocimiento
jurídico y a la protección de sus relaciones”.
La justicia europea reconoce así el derecho a portar
símbolos religiosos en el empleo, pero una lectura amplia de las cuatro
sentencias deja claro que en Europa no hay barra libre en las interferencias de
las creencias religiosas en el lugar de trabajo.
Fuente: Periódico "El País" El subrayado es nuestro.
Que bueno por Nadia, pero que triste por los demas. Ojala haya mas valientes en el Reino de Dios que se atrevan a defender su fe, cueste lo que cueste. Dios te bendiga.
ResponderEliminarAsí es Alexis, estos tiempos "fuertes" reclaman gente decidida que plante cara y defienda su fe. Qué el Espíritu Santo nos renueve y sacuda para que demos testimonio
Eliminaroye que bueno es necesario estar siempre sente gracias por compartirlo con nostros , un abrazo
ResponderEliminarGracias Beatriz por tu comentario, un abrazo
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