Nuestra sociedad contemporánea, con su Internet, sus vídeo-juegos, sus Ipod y su teledigital, vive volcada en el mundo de los sentidos, subyugada por la incesante variedad de estímulos que acarician nuestro cerebro: sonidos, colores, imágenes, voces,... precarios, efímeros, que van y vienen sin parar, ...el último vídeo del youtube, el escandalo de algún personajillo del corazón, el discurso hueco del político de turno,... todo ello nos distrae por un rato, y luego, a otra cosa, mariposa...
Vivimos en lo externo.
Pero tú y yo somos seres espirituales. Nos quieren hacer creer que podemos vivir de espaldas a nuestra dimensión espiritual, y quedarnos tan panchos. Algo, dentro de nosotros mismos, grita que no es verdad.
Una educación que no cultive los valores espirituales del ser humano es incompleta. La espiritualidad forma parte de lo que yo soy, junto con mi inteligencia, mis emociones, mi ser social y biológico.
Por eso algunos autores hablan de la competencia espiritual, referida a mi capacidad para estar "abierto" a los valores espirituales, desarrollarlos, comunicarlos, vivirlos e integrarlos en mi persona. Incluso me atrevería a decir que lo espiritual es una forma de inteligencia.
En mi contacto con los alumnos me doy cuenta que muchos de ellos, condicionados por la externalidad dominante, no logran "sintonizar" su "frecuencia" interior, carecen de una experiencia de su propio mundo espiritual. Es como si tuvieran los sentidos interiores enmohecidos. Necesitan conseguir la competencia espiritual, y creo que la clase de Religión está llamada a propiciar experiencias educativas que la promuevan efectivamente.
La competencia espiritual es tan básica para la vida humana como cualquier otra. Lo espiritual toca las fibras más íntimas del ser, da cuenta de mi dignidad humana. No desarrollarlo es un empobrecimiento en mi formación como persona. Un verdadero "déficit" educativo.
Un primer paso para promover la competencia espiritual es acoger el llamado a volver dentro de nosotros mismos. De eso trata el vídeo que hoy les propongo.
Es el camino de la interioridad, el retorno al propio corazón: entrar dentro de ti para descubrir la presencia envolvente de un Otro que te habita. Es la experiencia repetida y constante en la tradición mística de la Iglesia: Agustín de Hipona, Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, los monjes, tanto de oriente como de occidente, y tantos otros.
La consigna es: vuelve a tu propio corazón, entra dentro de ti mismo, y descubrirás la verdad.
Hay una frase en la vida de san Benito, escrita por el papa Gregorio Magno, que siempre me ha fascinado, y que indica este camino de sabiduría marcado por la interioridad y el recogimiento interior: "Benito, bajo la mirada de Dios, habitó consigo mismo".
Este vídeo puede servir de motivación para una experiencia inicial con los alumnos. A muchos lo espiritual les parece francamente extraño, por lo que lo importante es propiciar en ellos, en un primer momento, una actitud favorable a esta dimensión de su propia persona.
Que el Espíritu Santo, que nos inhabita por dentro, revele a cada uno ese rico mundo interior que esconde el corazón, y derrame sobre nosotros, y sobre nuestros queridos jóvenes, el don de sentirnos atraídos por su presencia viva dentro de nosotros, para que crezcamos en todas las dimensiones de nuestro ser, y demos testimonio del Resucitado. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario