lunes, 10 de agosto de 2015

De nuevo fe y razón: una respuesta al escritor Juan Goytisolo



El pasado domingo me tropecé en El País con un artículo de opinión de Juan Goytisolo, escritor, flamantemente titulado: “Fe y razón”.

Lo leí enseguida pues el tema me interesa sobremanera, me figuraba una fina disquisición sobre un debate que ha marcado todo el pensamiento occidental, desde los presocráticos hasta Heidegger, pasando por la ilustración y toda la filosofía del siglo XIX.

¡Vaya desilusión! Lo que me encontré fue una diatriba panfletaria en contra de la fe de los cristianos, plagada de prejuicios e inexactitudes, un artículo dirigido claramente a ridiculizar a los creyentes, tratados aquí como si fueran borregos que repiten y repiten verdades sin entenderlas.

No voy a señalar punto por punto los dislates que he encontrado en el escrito, sencillamente estoy cansado de ésta mi vocación tardía de apologeta,  yo quisiera hacerme el desentendido,… si yo iba para poeta y para hippy,… Pero esta vez voy a responder, algo quedará de lo que diga.

Comienzo comentando que el estudio del origen del universo es un problema científico y a la vez un tema religioso. La ciencia, con los métodos que le son propios, indaga las causas y los procesos que han dado lugar al surgimiento de la materia y de la vida, a su posterior desarrollo y a sus transformaciones. Aquí la fe no tiene nada que decir, estamos en el campo de las explicaciones científicas, fundadas en las evidencias y en los hechos.

Paralelamente, que no en contra, la religión, a la luz de la razón y de sus propias tradiciones que llamamos revelación, reflexiona sobre el principio y el para qué último de todo lo que existe, indaga si la existencia del universo tiene algún sentido y significado.

En este tema hay muchos interrogantes abiertos.

La teoría científica del bing bang postula que hubo una explosión primera como origen de todo. Pero esto no responde a todas las preguntas porque para que ocurra un evento de esta naturaleza tiene que existir previamente un “algo” capaz de explotar. Además, si todo ha sucedido azarosamente, ¿cómo se explican el orden y la regularidad que predominan en el universo?

Podemos renunciar, si les parece, a estas preguntas, o darlas por incontestables. Pero es propio del ser humano inquirir sobre el significado de lo que existe e ir más allá. La pregunta por el sentido está en el corazón mismo del hecho religioso.

De todas maneras da la impresión de que el señor Goytisolo no sabe diferenciar una explicación científica, sujeta a lo que los hechos demuestran, de una explicación religiosa, que reflexiona sobre el sentido o significado de lo que acontece. Yo ni siquiera espero al bachillerato, se las explico a mis alumnos de 1º ESO en el primer trimestre, y créanme, a pesar de mis deficiencias como profe, la mayoría logra comprenderlo.

Queda aclarado que no se está introduciendo el creacionismo en las aulas como una forma de combatir el evolucionismo, tal y como maliciosamente afirma el escrito. El evolucionismo, como cualquier otra teoría científica, no contradice la fe en un Dios creador, la Biblia no es un manual de ciencias, no nos dice cómo fueron las cosas, sino que utilizando un lenguaje en ocasiones mítico comunica verdades muy profundas vividas por el pueblo de Dios desde sus orígenes.

Es cierto que en el cristianismo de tradición protestante ha habido una corriente muy fuerte que ha opuesto el creacionismo a la teoría de la evolución, pero el pensamiento católico ha ido por otros derroteros. Decir que es un “esfuerzo desesperado” por combatir la evolución es falso y no se corresponde ni con los contenidos ni con la visión de la asignatura de religión.

Otro asunto que me interesa abordar es acerca de lo irracional que le resulta a Goytisolo creer en ciertas historias del Antiguo Testamento que a él le parecen francamente míticas e infantiles: la existencia de Adán y Eva, el diluvio con su arca, etc. Dejando aparte que la lectura fundamentalista de los textos bíblicos no es propia de la teología católica, más allá de la verificación histórica de estos eventos, lo que interesa aquí es la hermenéutica, es decir, la interpretación que hacemos de unos relatos del Antiguo Testamento que contienen verdades muy profundas acerca del ser humano, y de la eterna lucha entre el bien y el mal.

Desconoce, o parece desconocer, Goytisolo, los avances en el campo de los estudios bíblicos, una disciplina que se cursa en universidades del mundo entero, y que comprende, entre otras cosas, el estudio de los modernos métodos exegéticos, el análisis histórico-crítico de las formas, los géneros literarios, la historia crítica del antiguo Israel, los estudios culturales, literarios, arqueológicos, etc.

No me extraña que ciertos relatos de la Escritura le parezcan infantiles, claro, él se figura que leemos la Biblia como los cuáqueros protestantes que llegaron a América en el "Mayflower".

Cita luego la famosa frase de Tertuliano (160-220 d.C.): “Creo porque es absurdo”, y la aplica indiscriminadamente a todos los creyentes, incluyendo, para mi asombro, a la pobre Santa Teresa de Jesús, una mujer abanderada de las letras y con un fino sentido de lo real y de lo humano.

Olvida el escritor, o no dice, que el pensamiento cristiano no se desarrolló a lo largo de la historia con base a la postura de Tertuliano, que la reflexión sobre las relaciones entre fe y razón han ido por caminos muy distintos de la mano, por nombrar a dos grandes, de san Agustín y de santo Tomás.

La teología católica siempre ha buscado comprender a la luz de la razón la fe que profesamos. En esta búsqueda ha dialogado siempre con la filosofía y con la cultura, ha utilizado incluso sus conceptos y su lenguaje, y lo hace, precisamente, porque piensa que es posible razonar los contenidos de la fe cristiana. Me viene ahora a la cabeza, por ejemplo, una magnifica encíclica de Juan Pablo II: “Fides et Ratio” (1998), le vendría bien a don Goytisolo leerla, le vendría bien, para que conozca lo que piensa la Iglesia sobre este importante tema, y que lo de Tertuliano no ha tenido mucha resonancia a lo largo de la historia.

Por último, un clásico, el artículo presenta a los cristianos repitiendo de carrerilla un credo que no entienden, por puro amor al misterio. No, mire, qué pena, entiendo que en su esquema necesita presentarnos así como gente aborregada y pacata, pero eso no es cierto, entre los creyentes habrá de todo, por supuesto, pero me consta que la Iglesia procura explicar a los fieles los contenidos de la fe, y eso desde los tiempos apostólicos.

En mi caso personal, yo no los repito por repetir, me los he pensado muy seriamente, y como yo, muchos, más de los que imagina.

Esa imagen de los cristianos como gente simple que cree lo que está mandado, y que no reflexiona sobre su fe, no se corresponde con la realidad actual, es una caricatura muy al gusto de cierta crítica que se difundió con la ilustración.

He escrito esto por los amigos creyentes que visitan este blog, y no tanto por el autor del artículo que vivirá en el feliz reino de las monadas leibnizianas. Estos intelectuales tienen su parnaso particular, una especie de Olimpo desde el cual miran desdeñosamente al resto de los mortales, rodeados de su corifeo de aduladores y entusiastas.

Seamos respetuosos, yo lo soy, con los no creyentes, pero respondamos con la verdad a estos ataques contra la fe, máxime cuando descubrimos que lo que afirman son disparates dichos con toda malicia para ridiculizarnos.

Estamos, forzosamente, y como tantas veces a lo largo de la historia, en un tiempo recio para la fe. No tengamos miedo, pidamos discernimiento y sabiduría, y testimoniemos la verdad.

@elblogdemarcelo

Como este es un blog muy animado, aquí le dedico a Don Goytisolo una chirigota de Los Defensores de Luis: "Cada vez que digo que yo soy creyente"



10 comentarios:

  1. ¡Estimado Marcelo! Paz y Bien.

    De nuevo poniendo el dedo en la llaga. Se quiere atacar la fe con argumentos decimonónicos cuando hace mucho que el debate entre creación y evolución ha mostrado ser falso, pues se habla de momentos distintos y muchos científicos creyentes lo dan por superado. Además, lo digo también desde mi formación científica, pues soy licenciado en Ciencias Biológicas.

    Decía G.K. Chesterton que: "cuando entro en una iglesia se me pide que me quite el sombrero, no el cerebro". Si los creyentes lo somos, es porque para nosotros es razonable la hipótesis de Dios, tras una reflexión y una decisión personales, pues se nos presenta como la más clara opción que puede dar sentido a nuestra vida y a la realidad.

    Gracias por la chirigota, presenta la fe con gracia y simpatía, como no podía ser de otro modo.

    Un abrazo fraterno y agradecido desde Madrid.

    José Manuel

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    1. Gracias, amigo, por tus palabras de apoyo, es así, es cierto, estos argumentos están más que trillados, se cansa uno de responder siempre lo mismo, de estar siempre con la lanza en ristre como dicen. Me ha parecido muy interesante saber que eres biólogo, en ti mismo ciencia y fe se han hermanado. Y la frase de Chesterton es, como siempre, de una lucidez infinita. Un abrazo desde Tenerife y gracias de nuevo

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  2. Marcelo, además de tu relato acabo de leer este artículo. No he visto lo que escribió J. Goytisolo (lo buscaré) pero como nos conocemos, y supongo que sabes de mis no creencias, te escribo esto para que si en mi blog aparece algo que te moleste me disculpes de antemano. Creo que sabes que soy atea y en mis textos difundo (si tengo ocasión) como tú el cristianismo, yo el ateísmo. Como yo sé tu vinculación cristiana, si entro a tu blog sé lo que me encontraré y no pienso llevarte la contraria porque entre adultos, ya bastante mayorcitos, y con inteligencia, un debate a estas alturas lo veo infructuoso. Si ambos nos leemos sabemos que nos encontraremos con ideas contrarias. En mi blog, aparte de relatos, habrá artículos en los que tendré bastante interés en mostrar una visión atea, humanista y muy moral de la realidad. Supongo que nos comprenderemos, cada uno con su visión del mundo. Un saludo.

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    1. Caramba Ángeles, ¡por supuesto!, estamos conscientes cada uno de su respectiva posición, y, en lo personal, me siento muy enriquecido compartiendo contigo. Los artículos de tu blog que he leído, en efecto, muestran una visión diferente a la mía, están escritos con inteligencia y buen sentido, y merecen todo mi respeto. No se me ocurre para nada entrar a polemizar contigo porque además, como bien señalas, es completamente infructuoso y no es mi objetivo. Algunas veces leo por ahí, lo reconozco, cosas que me enfadan, no tanto porque no coincida con mis ideas sino por el tono y porque tergiversan los hechos. Generalmente no respondo, salvo que sienta la necesidad de aclarar las cosas, sobre todo de cara a otros lectores que si son creyentes. Pues lo mismo te digo, perdona de antemano si en algún momento pueda molestarte, quizás por mi lenguaje vehemente y hasta paródico. En todo caso, todo lo que contribuya a una visión humanista y solidaria del mundo, lo que nos ayude a ver la rica la realidad desde otra perspectiva, todo lo hermoso y lo noble, lo justo, lo que ayude a construir puentes entre las personas, todo eso sea bienvenido entre nosotros, esos son los valores que compartimos plenamente. Un abrazo.

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  3. Hola Marcelo me ha gustado mucho tu comentario en referencia a las palabras del novelista y también el comentario de Ángeles a tu comentario. Ahora yo también me voy a atrever en relación a sus comentarios. Creo que la discusión entre ateos y creyentes es muy complicada aún siendo respetuosa porque parten de petición de principio radicalmente opuestas.Los primeros parten de que Dios no existe y tratan de demostrar su no existencia. Los segundos por supuesto lo contrario con su debida expicación y defensa. Surge un tercer grupo: los que no saben que existe o no existe: los agnósticos. Este grupo ni niega ni afirma la existencia de Dios. Lo importante pienso yo es el respeto, la tolerancia y continuar con esa insaciable curiosidad del ser humano pensante de buscar la verdad eso ha producido la ciencia, la teología la técnica y el arte entre otras cosas. Un saludo y un abrazo fuerte

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    1. Amigo Pedro, ¡qué bonita sorpresa encontrarte por aquí! ¡Muchas gracias por tus palabras, amigo, que siempre están cargadas de comprensión! Por supuesto, coincido contigo, el diálogo no es fácil porque tendemos a tipificar a las personas, y con frecuencia enfatizamos las diferencias,... En el camino vamos matizando, nos damos cuenta de la necesidad de amar a la gente tal y como es y piensa, de estar abierto a la posibilidad, de buscar esos valores-puente que nos hermanan los unos a los otros. A veces a los cristianos nos ha faltado un punto de humildad para saber escuchar, para comprender otras posturas, para acoger las preguntas que surgen sin tener ya una respuesta pre-fabricada. No tenemos todas las respuestas, estamos metidos todos en el mismo vértigo del vivir humano, con sus luces y sus noches. Dicho esto, te cuento que existe una corriente anti-religiosa muy fuerte, en Europa y particularmente en España, de la cual se hacen eco algunos medios de comunicación social, en ocasiones con un lenguaje muy agresivo y descalificador. Frente a esto, considero un deber de conciencia defender mis convicciones religiosas como lo he hecho frente al escrito de Goytisolo. No podemos construir una sociedad pluralista y en convivencia, sino una de las partes permanece en silencio y se deja avasallar, no sólo es una cuestión de tolerancia, sino de derechos ciudadanos, entre ellos la libertad de expresión y la libertad de conciencia. Que digamos esa palabra con respeto y sentido de la oportunidad, evitando la crispación, ese es el reto de las sociedades maduras y democráticas. Un abrazo hermano, y muchas gracias por tu comentario.

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  4. Marcelo, entiendo que te ofenda esa corriente antireligiosa que se está dando en Europa, porque yo, durante de décadas ( desde que dejé de creer en Dios, cuando tenía 17 años), también he sentido que me ofenden cuando la gente, alguna gente, identifica ateísmo con inmoralidad, maldad o ausencia de sentimientos. Comprendo que se deban respetar las creencias de los demás, pero yo (también como tú) he sentido muy poco respeto hacia las mías. Los ateos debemos aceptar que exista un apostalado cristiano o que se intente difundir el cristianismo (aunque no estemos de acuerdo con sus afirmaciones) o que la realidad se estructure sobre bases cristianas (calendario, fiestas, instituciones); sin embargo, nosotros no tenemos tantas oportunidades para extender, convencer o difundir nuestra manera de pensar y, cuando tenemos oportunidad, muchos cristianos se sienten ofendidos. A veces se explica esta ofensa argumentando que se han dicho inexactitudes; puede ser que se digan (la incomprensión lleva a ello), pero en esta misma ofensa y con parecidos errores se cae del lado cristiano. Cuando oigo o leo a un creyente intentando explicar el ateísmo también observo inexactitudes en sus argumentos. Da la sensación de que no admiten que podamos vivir sin creer en la existencia de un ser superior, divino, y que les ofende muchísimo, o temen, que deseemos convencer a los demás de nuestras ideas. La intención del ateo sería crear una sociedad con nuevas bases morales, no supeditadas al castigo divino o la trascendencia. Y es que todavía parece, a pesar de la libertad que hemos alcanzado, que los ateos lo tenemos más difícil para decir lo que pensamos sin que crean que somos unos diablos asesinos. Nosotros no sólo estamos mal mirados sino es que no tenemos nada oficial de nuestra lado. Por ejemplo, la enseñanza religiosa se imparte desde la primaria pero no hay ninguna verdadera alternativa a ésta (valores éticos no lo es porque estos valores son los de nuestra cultura y la mayoría sin compartidos ) del tipo pensamiento crítico racional o ateo. Bueno, sé que el diálogo es difícil pero tenemos de nuestra lado la inteligencia para intentar respetarnos. Un saludo.

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  5. Corrección de erratas del comentario anterior: va "antirreligioso" en vez de "antireligioso"; "nuestro lado " y no "nuestra lado " y "la mayoría son compartidos" en vez de "la mayoría sin compartidos ". Esto último no tenía sentido como lo escribí. Un abrazo.

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  6. Ángeles, totalmente de acuerdo contigo, y muchas gracias por tu esfuerzo en comprenderme, en efecto ni los ateos, de por sí, son gente malvada o amorales, ni los creyentes, per se, unos borregos, enemigos de la ciencia, o unos buenazos de corazón,... ¡para nada! Son esos prejuicios, o estereotipos, los que nos hacen daño porque no reflejan la realidad que siempre es más rica y más hetereogénea y más compleja. Tristemente en nombre de la "verdad", o de lo que cada quien ve como verdad, se dicen, y se cometen, barbaridades que atentan a la final contra la dignidad de las personas. Creo que la mejor cura es el conocimiento mutuo. El saber nos libera de los pre-conceptos, nos permite establecer diálogos, ser comprensivos, convivir, e incluso identificar con precisión los desacuerdos y los puntos de coincidencia. A mi me sucede que habiéndome pasado media vida estudiando el pensamiento cristiano escuchar críticas de personas que no conocen a fondo el cristianismo, sino una versión caricaturesca del mismo. Y es entonces cuando siento la necesidad de clarificar en la medida de mis posibilidades. Me imagino que ocurre lo mismo en sentido contrario. Vivimos, de todas maneras, tiempos duros para las humanidades, la forja de las opiniones y de las respectivas visiones del mundo no nace de la lectura, ni de la discusión, ni de la reflexión seria de los problemas fundamentales, ni de la investigación. La gente asume ideas de sí mismas y de los demás sin ningún fundamento. Ignoran su ignorancia, creen saber lo que no saben, les falta aquel el punto de humildad de Sócrates: reconocer que no sabemos. A mi me parece que una sociedad que no cultiva las humanidades, el arte, la filosofía, la religión, la historia, las letras, puede ser fácil presa de la imposición de un pensamiento único que atente contra la libertad de la conciencia, el bien más sagrado de las personas. Quiero reiterarte mi respeto total a tu forma de ver el mundo y mi aprecio a tu persona. Aquí me tienes, con todos mis defectos y limitaciones, pero intentando estar a la escucha. Gracias de nuevo por compartir tu reflexión, y por abrir este espacio de diálogo. Un saludo.

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  7. No nos extrañemos de que en el panfleto anticristiano publiquen esas cosas, los cristianófobos y anticlericales disfrutan leyendo en ese periódico extremista ataques contra Jesucristo y su Esposa. Hay que dar carnza a los que pagan por ella. Como en Público.

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