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martes, 16 de abril de 2019

Miércoles Santo: El catolicismo español y las procesiones


Estamos ya en el corazón de la Semana Santa. Media España sale en procesión con sus imágenes, sus cirios y sus capirotes, mientras la otra media mira de soslayo al cortejo y se desentiende.

Así son las cosas

Lo reconozco, a veces me cuesta un montón entender el catolicismo español. Quizás porque observo en él la herencia tremenda de una cierta espiritualidad que nos viene de la contrarreforma, y que dejó su huella indeleble en la evangelización de la América Latina.

Por esas paradojas de nuestro catolicismo, he tenido compañeros que adversan, por ejemplo, la asignatura de Religión en la escuela pública o que me han dicho que son ateos, y a renglón seguido me aclaran que pertenecen a la cofradía del Cristo de su ciudad, y que hasta lo llevan en hombros los días festivos señalados.

Una cosa no tiene nada que ver con la otra, dicen, es algo de tradición familiar, añaden.

¡Vaya por Dios! 

A ver si me aclaro. No es que no me gusten las cofradías y procesiones, que tienen un hondo significado espiritual y bíblico, ni las imágenes que el pueblo español venera con auténtica devoción. No se trata de eso.

Se trata de toda la parafernalia que rodea al asunto, del exagerado énfasis que ponemos, por ejemplo, en engalanar las imágenes de Nuestro Señor, la Santísima Virgen y los santos, trajes, joyas, adornos,...de la centralidad que tienen las procesiones y los pasos como si constituyesen el eje de la Semana Santa. En una palabra, del peso de una tradición que sufre los embates de una sociedad cada vez más secularizada.
 
Lo quiero recordar: el centro de gravedad de la Semana Santa es el Señor Jesucristo. Y punto. Volvamos a la esencia.

La teología católica siempre ha reflexionado sobre la necesidad de los signos externos para expresar la experiencia de la fe. Es una cuestión antropológica. Pero no son un fin en sí mismos, responden a un tiempo y a una cultura, a una comunidad que los vive y que comprende su sentido y significado.

A veces, al cambiar las circunstancias, pueden convertirse en una mera tradición cultural y hasta turística. La Semana Santa española, en mi opinión, corre ese riesgo.

Alguien dirá que al menos, en medio del secularismo feroz que sufre la sociedad española, pervive la Semana Santa. Algo es algo. 

Creo que no debemos conformarnos con ese algo, hay que ir más allá de lo externo y de lo tradicional, de la materialidad de la imagen y de los usos, hay que redescubrir el significado de lo que celebramos y sintonizar espiritualmente con el misterio que representa: Jesús Crucificado, la Dolorosa, el Santo Sepulcro,...

En síntesis, evangelizar. Una tarea no sólo de los curas, sino de todos los que formamos la comunidad cristiana. Los que hemos conocido la buena noticia de Jesucristo, los que hemos sido ungidos con el don del Espíritu Santo.

Necesitamos en España urgentemente una catequesis sobre lo que significa participar y asistir a una procesión. No vamos de mirones, ni comiendo pipas, sino a un acto religioso que tiene sus propias claves y sentidos, una expresión comunitaria, pública y personal, de la fe vivida y confesada.

El significado de ir de procesión lo encontramos en la Palabra: el pueblo de Dios que peregrina por el camino; que participa del misterio del camino; que hace camino con el Señor Jesús y  se solidariza con sus dolores y sufrimientos; una comunidad que escucha y contempla los misterios de la salvación; que reza, pide perdón, canta, hace silencio, y entrega el corazón en cada paso, dando testimonio público de su fe en Jesucristo.

Eso, y mucho más, significa ir de procesión.

Volvamos estos días, volvamos todos y todas, con el auxilio del Espíritu Santo, al Evangelio, descubramos allí el corazón de Dios en las palabras de Dios, como dice Gregorio Magno.

Padre Santo que la vivencia de la Semana Santa nos ayude a vivir cada día más en la persona de Cristo, tu Hijo, por quien nos ha venido toda bendición y toda gracia. Amén.

jueves, 29 de marzo de 2018

Jueves Santo: La Última Cena en el arte contemporáneo

John August Swason
Adi Ness
Mural pintado por jóvenes mexicanos de un centro de rehabilitación
Andy Warhol
Anthony Falbo
Bohdan Piasecki
Salvador Dali
Jacob Brest
José Fuster
Kimberly Burgess

L. L. Effler
David LaChapelle photography
Marie Jonsson Harrison
Vladimir Mnev
Last Supper from Bolivia
Emil Nolde

Óscar Nelson Álvarez
Marila Tarabay

Frank Nitkiewicz
La escena de la última cena del Señor con sus discípulos es un tema recurrente de la tradición pictórica occidental. La obra más conocida es, sin duda, el famoso lienzo del genio renacentista Leonardo Da Vinci

En la pintura contemporánea está también presente el tema de La Última Cena, aunque con rasgos muy diferenciados a los de las formas clásicas. Ello nos revela, quizás, una nueva sensibilidad frente al significado de este momento crucial de la vida de Jesús con sus amigos.

El Maestro sigue al centro del escenario. En general, se enfatizan los rasgos de su humanidad, predominando un ambiente de cercanía y de familiaridad entre los comensales. Incluso, en algún caso, se ha querido plasmar una experiencia muy humana: la alegría de comer con los amigos más íntimos.

Sin embargo, en casi  todos los cuadros se percibe una tensión entre dos sentimientos contrapuestos: por una parte el clima distendido de fraternidad, propio del ágape que se celebra. La mesa común constituye un signo universal del amor de los seres humanos entre sí. 

Al mismo tiempo, el anuncio de la traición de Judas y la inminencia de los acontecimientos de la pasión, generan perplejidad y turbación. De allí, la emoción que les embarga, el sabor a despedida, la confidencialidad de las palabras, y de los gestos, que se comparten.

En estos cuadros nos hemos liberado de las rigideces del realismo: libertad de las formas, variedad de colores, espontaneidad de movimientos, ruptura del plano temporal, todo lo cual recrea el texto santo desde el imaginario del mundo contemporáneo.

¿Por qué volvemos hoy a La Última Cena? Quizás porque más allá de los cambios culturales y sociales de nuestro tiempo, seguimos sedientos de experiencias verdaderas de encuentro y fraternidad. Una sed que no se sacia con sucedáneos, como pueden ser el mundo virtual, las redes sociales, o la envolvente marea acústica de una discoteca, sino que reclaman la carne y la sangre de la auténtica amistad. Es una exigencia del corazón humano.

¿No será esto los que buscan los jóvenes cuando se reúnen para el botellón de los viernes? Más allá de las críticas que hacemos los adultos, ¿ofrece nuestra sociedad, y nuestra Iglesia, espacios de comunión y participación para las nuevas generaciones?

Un chico, hace ya unos años, hablando sobre este tema en clase, dijo a bocajarro: lo de La Última Cena, fue como la última quedada de Jesús con sus amigos.

Jueves Santo: Sí, Jesús, todo un Dios, cenando con sus amigos más cercanos. Sacerdocio, Eucaristía, y, experiencia radical del Mandamiento Nuevo del Amor.

Con la celebración de esta tarde entramos en el corazón mismo de la liturgia cristiana: el triduo pascual. Que el Espíritu Santo nos revista de los mismos sentimientos de obediencia, la obediencia de la fe, y de amor que recorrían el corazón humano de Jesús en la hora más dramática de su vida. Amén.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Vivir la cuaresma: ¡Experimentar la misericordia de Dios!


Recuerdo cuando era un jovencito que se iniciaba en los caminos de Dios, la profunda impresión que me causó la lectura de una de las primeras encíclicas de Juan Pablo II: Dios rico en misericordia  (Dives in misericordia). Allí el Papa polaco va desvelando, a través de un largo recorrido por las Escrituras,  con especial énfasis en la parábola del Hijo Pródigo, el rostro que Jesús, en su misterio, nos ha mostrado del Dios vivo: El Padre misericordioso.


miércoles, 13 de febrero de 2013

Miércoles de ceniza 2013: ¡Llega el tiempo de la misericordia!


Hoy, miércoles de Ceniza, se nos anuncia un tiempo de misericordia: ¡La Cuaresma!


¡Ojalá escuchemos la voz del Señor que nos invita a volver a él, por el camino de la oración, el ayuno y la limosna!

Una oración que Dios escucha en lo secreto del corazón, que dirigimos al Padre en el nombre santo de Jesús, con la confianza de los hijos: pedir para recibir, tocar a la puerta para que se nos abra, buscar para encontrar. Como la viuda majadera frente al juez impío, como el amigo inoportuno que toca el timbre de casa a la medianoche.


sábado, 7 de abril de 2012

VIGILIA PASCUAL: ¡RESUCITÓ!


EL PREGÓN PASCUAL

Exulten por fin los coros de los ángeles,
exulten las jerarquías del cielo,
y por la victoria de Rey tan poderoso
que las trompetas anuncien la salvación.

Goce también la tierra,
inundada de tanta claridad,
y que, radiante con el fulgor del Rey eterno,
se sienta libre de la tiniebla
que cubría el orbe entero.

Alégrese también nuestra madre la Iglesia,
revestida de luz tan brillante;
resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.

En verdad es justo y necesario
aclamar con nuestras voces
y con todo el afecto del corazón
a Dios invisible, el Padre todopoderoso,
y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre
la deuda de Adán
y, derramando su sangre,
canceló el recibo del antiguo pecado.
Porque éstas son las fiestas de Pascua,
en las que se inmola el verdadero Cordero,
cuya sangre consagra las puertas de los fieles.

Ésta es la noche
en que sacaste de Egipto
a los israelitas, nuestros padres,
y los hiciste pasar a pie el mar Rojo.
Ésta es la noche
en que la columna de fuego
esclareció las tinieblas del pecado.
Ésta es la noche
en que, por toda la tierra,
los que confiesan su fe en Cristo
son arrancados de los vicios del mundo
y de la oscuridad del pecado,
son restituidos a la gracia
y son agregados a los santos.
Ésta es la noche
en que, rotas las cadenas de la muerte,
Cristo asciende victorioso del abismo.
¿De qué nos serviría haber nacido
si no hubiéramos sido rescatados?
¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y caridad!
¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!
Necesario fue el pecado de Adán,
que ha sido borrado por la muerte de Cristo.
¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!
¡Qué noche tan dichosa!
Sólo ella conoció el momento
en que Cristo resucitó de entre los muertos.
Ésta es la noche
de la que estaba escrito:
«Será la noche clara como el día,
la noche iluminada por mí gozo.»

Y así, esta noche santa
ahuyenta los pecados,
lava las culpas,
devuelve la inocencia a los caídos,
la alegría a los tristes,
expulsa el odio,
trae la concordia,
doblega a los poderosos.

En esta noche de gracia,
acepta, Padre santo,
este sacrificio vespertino de alabanza
que la santa Iglesia te ofrece
por rnedio de sus ministros
en la solemne ofrenda de este cirio,
hecho con cera de abejas.
Sabernos ya lo que anuncia esta columna de fuego,
ardiendo en llama viva para gloria de Dios.
Y aunque distribuye su luz,
no mengua al repartirla,
porque se alimenta de esta cera fundida,
que elaboró la abeja fecunda
para hacer esta lámpara preciosa.

¡Que noche tan dichosa
en que se une el cielo con la tierra,
lo humano y lo divino!

Te rogarnos, Señor, que este cirio,
consagrado a tu nombre,
arda sin apagarse
para destruir la oscuridad de esta noche,
y, como ofrenda agradable,
se asocie a las lumbreras del cielo.
Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo,
ese lucero que no conoce ocaso
y es Cristo, tu Hijo resucitado,
que, al salir del sepulcro,
brilla sereno para el linaje humano,
y vive y reina glorioso
por los siglos de los siglos.
Amén.

Sábado Santo: "He esperado, He esperado en el Señor" - Salmo 40 (39)



Un vídeo de un canto de Kiko Argüello sobre el salmo 40 (39): He esperado, he esperado en el Señor.

Hoy, Sábado Santo, antesala de la Vigilia Pascual, cuando toda la Iglesia vela en torno a la tumba del Señor, con María y con los apóstoles, con tantos y tantas, hermanos y hermanas, esparcidos por todo el mundo, damos testimonio de nuestra esperanza, esperando en el Señor.

Él cumplirá su promesa. Resucitará.

Cuando todo parece haber fracasado, cuando negros nubarrones se ciernen sobre el horizonte, cuando nos sentimos sumergidos en la soledad sin fin de la noche oscura, los discípulos recordamos sus palabras. Él dijo que resucitaría al tercer día. 

Nosotros esperamos en el Señor, esperamos y confiamos en el Señor. Como lo hizo Jesús. 

Él confió en su Padre. Y nos señaló el camino a todos y a todas. 

Por eso la espera del Sábado Santo es siempre una mezcla de sentimientos: dolor por los terribles sufrimientos y por la reciente muerte del Señor, y, al mismo tiempo, una esperanza contenida, un susurro apenas audible hecho de avemarías a Nuestra Señora y de silencios compartidos en torno al sepulcro. 

¿No lo sienten? Ya comienza a arder en los corazones el fuego que estallará plenamente en la madrugada del domingo, cuando se encienda el Cirio de la Pascua.

Entretanto, mientras pasan las horas, recordemos que Dios es fiel, resucitará a Jesús, su confianza será recompensada. Y lo que ha sucedido en él, sucederá en cada uno de nosotros y nosotras. 

Esa es nuestra esperanza, y nuestra alegría.

viernes, 6 de abril de 2012

Viernes Santo en la noche: Oración a Nuestra Señora, La Dolorosa



María, Virgen de los Dolores, tú que estuviste hasta el final junto a la cruz de Jesús, y que en la persona del discípulo amado nos has recibido a todos como a hijos e hijas muy queridos,... escucha hoy, al atardecer de este Viernes Santo, nuestra súplica:

María, Virgen de los Dolores, por los que viven en situación de desamparo, por los que pasan la noche en un cajero automático, ...en el banco de una plaza, bajo un puente,...por todos los "sin techo",... Madre de misericordia, intercede por nosotros

María, Virgen de los Dolores, por las víctimas de esta crisis económica, por los hombres y mujeres que buscan desesperadamente un empleo para ganar el sutento diario, por los que viven agobiados bajo el peso de deudas impagables, por los que hoy se acostarán sin cenar,... Madre de misericordia, intercede por nosotros.

María, Virgen de los Dolores, por los niños y jóvenes que sufren, por los que se encuentran en situación de riesgo y marginalidad, por los que padecen abandono afectivo,... Madre de misericordia, intercede por nosotros.

María, Virgen de los Dolores, por los que padecen enfermedades dolorosas, por los que carecen de una atención sanitaria digna, por los enfermos que nadie visita,... Madre de misericordia, intercede por nosotros.

María, Virgen de los Dolores, por los que han perdido la fe, por los que viven sin esperanza, por los que están sólos y deprimidos, por los que ya no rezan, por los que ya no pueden más,... Madre de misericordia, intercede por nosotros.

María, Virgen de los Dolores, por todas las víctimas de las guerras, de las catástrofes naturales, de las acciones terroristas, de la violencia doméstica,... Madre de misericordia, intercede por nosotros.

María, Virgen de los Dolores, por los que han perdido algún familiar recientemente, y se encuentran desolados,... Madre de misericordia, intercede por nosotros.

María, Virgen de los Dolores, por los que están en las cárceles y nadie visita, por los que son sometidos a tortura, por los silenciados,... Madre de misericordia, intercede por nosotros.


María, Virgen de los Dolores, por todos los rostros que reflejan los rasgos sufrientes de tu hijo crucificado,... Madre de misericordia, intercede por nosotros.

Oremos: Señor, tú has querido que la Madre compartiera los dolores de tu Hijo al pie de la cruz; haz que la Iglesia, asociándose con María a la pasión de Cristo, merezca participar de su resurrección. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amen.




Aquí les dejo un librito de meditaciones sobre la Virgen María, escrito por Ildefonso Rodríguez Villar. El éstilo es un poco antiguo, pero tiene unción y, además, es muy completo.

MEDITACIONES DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA : DESCARGAR

Canto medieval a la cruz: Vexilla Regis Prodeunt

 

Un venerable himno medieval en honor a la cruz de Cristo: Vexilla Regis Prodeunt: Fulget crucis mysterium, una verdadera joya del canto gregoriano en el incomparable marco de una iglesia de planta románica.

Belleza, poesía, melodía y palabra, que se conjugan para despertar en nosotros sentimientos de comunión con el misterio salvador de la cruz de Cristo.

Pero la suavidad del canto no busca sólo regalar nuestros sentidos desde el punto de vista estético. La música cristiana que es, sobre todo, culto y celebración, pretende suscitar en quien canta, y en quien escucha, una verdadera experiencia espiritual, elevar el corazón y disponerlo a recibir la gracia sanadora que ha brotado del árbol de la cruz.

Aquí les dejo la letra original en Latín y su traducción en Castellano:

Latín

Vexilla Regis prodeunt: Fulget Crucis mysterium,
Quae vita mortem pertulit, Et morte vitam protulit.

Quae vulnerata lanceae Mucrone diro, criminum
Ut nos lavaret sordibus, Manavit unda et sanguine.

Impleta sunt quae concinit David fideli carmine,
Dicendo nationibus: Regnavit a ligno Deus.

Arbor decora et fulgida, ornata Regis purpura,
Electa digno stipite tam sancta membra tangere.

Beata, cuius brachiis Pretium pependit saeculi:
Statera facta corporis, tulitque praedam tartari.

O Crux ave, spes unica, hoc Passionis tempore!
Piis adauge gratiam, reisque dele crimina.

Te, fons salutis Trinitas, collaudet omnis spiritus:
Quibus Crucis victoriam largiris, adde praemium. Amen.

Castellano 

Avanzan los estandartes del Rey: Fulge el misterio de la Cruz,
por el que la vida venció a la muerte y por la muerte se extendió la vida.

Del costado herido por el hierro cruel de la lanza,
para lavar nuestras manchas, manó agua y sangre.

Cumpliéronse entonces los fieles oráculos de David,
cuando dijo a las naciones: "Reinará Dios desde el madero".

Árbol hermoso y brillante, adornado por púrpura real,
tú fuiste llamado en tu noble tronco a tocar miembros tan santos.

Dichosa tú, en cuyos brazos colgó el precio del mundo,
Tú eres la balanza en la que fue pesado ese cuerpo que arrebató al infierno su presa.

Salve, oh cruz, única esperanza nuestra! En este tiempo de pasión,
aumenta la gracia en los justos y borra los crímenes de los reos.

Y a ti, Trinidad, fuente de toda salvación, que todo espíritu te alabe.
A quienes por el misterio de la cruz salvas, protégelos por siempre. Amén.
 

Viernes Santo: vitrales de Jesús Crucificado

 









CRUX FIDELIS

¡Oh Cruz fiel, árbol único en nobleza!
Jamás el bosque dió mejor tributo
en hoja, en flor y en fruto.

¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza
con un peso tan dulce en su corteza!

Cantemos la nobleza de esta guerra,
el triunfo de la sangre y del madero;
y un Redentor, que en trance de Cordero,
sacrificado en cruz, salvó la tierra.

Dolido mi Señor por el fracaso 
de Adán, que mordió muerte en la manzana,
otro árbol señaló, de flor humana,
que reparase el daño paso a paso.

Y así dijo el Señor: «¡Vuelva la Vida,
y que el Amor redima la condena!»
La gracia está en el fondo de la pena,
y la salud naciendo de la herida.

¡Oh plenitud del tiempo consumado!
Del seno de Dios Padre en que vivía,
ved la Palabra entrando por María
en el misterio mismo del pecado.

¿Quién vió en más estrechez gloria más plena,
y a Dios como el menor de los humanos?
Llorando en el pesebre, pies y manos
le faja una doncella nazarena.

En plenitud de vida y de sendero,
dió el paso hacia la muerte porque él quiso.
Mirad de par en par el paraíso
abierto por la fuerza de un Cordero.

Vinagre y sed la boca, apenas gime;
y, al golpe de los clavos y la lanza,
un mar de sangre fluye, inunda, avanza
por tierra, mar y cielo, y los redime.

Ablándate, madero, tronco abrupto
de duro corazón y fibra inerte;
doblégate a este peso y esta muerte
que cuelga de tus ramas como un fruto.

Tú, solo entre los árboles, crecido
para tender a Cristo en tu regazo;
tú, el arca que nos salva; tú, el abrazo
de Dios con los verdugos del Ungido.

Al Dios de los designios de la historia,
que es Padre, Hijo y Espíritu, alabanza;
al que en la cruz devuelve la esperanza
de toda salvación, honor y gloria. Amén.

Himno litúrgico del Viernes Santo (atribuido a Juan IV de Portugal)