viernes, 6 de abril de 2012

Canto medieval a la cruz: Vexilla Regis Prodeunt

 

Un venerable himno medieval en honor a la cruz de Cristo: Vexilla Regis Prodeunt: Fulget crucis mysterium, una verdadera joya del canto gregoriano en el incomparable marco de una iglesia de planta románica.

Belleza, poesía, melodía y palabra, que se conjugan para despertar en nosotros sentimientos de comunión con el misterio salvador de la cruz de Cristo.

Pero la suavidad del canto no busca sólo regalar nuestros sentidos desde el punto de vista estético. La música cristiana que es, sobre todo, culto y celebración, pretende suscitar en quien canta, y en quien escucha, una verdadera experiencia espiritual, elevar el corazón y disponerlo a recibir la gracia sanadora que ha brotado del árbol de la cruz.

Aquí les dejo la letra original en Latín y su traducción en Castellano:

Latín

Vexilla Regis prodeunt: Fulget Crucis mysterium,
Quae vita mortem pertulit, Et morte vitam protulit.

Quae vulnerata lanceae Mucrone diro, criminum
Ut nos lavaret sordibus, Manavit unda et sanguine.

Impleta sunt quae concinit David fideli carmine,
Dicendo nationibus: Regnavit a ligno Deus.

Arbor decora et fulgida, ornata Regis purpura,
Electa digno stipite tam sancta membra tangere.

Beata, cuius brachiis Pretium pependit saeculi:
Statera facta corporis, tulitque praedam tartari.

O Crux ave, spes unica, hoc Passionis tempore!
Piis adauge gratiam, reisque dele crimina.

Te, fons salutis Trinitas, collaudet omnis spiritus:
Quibus Crucis victoriam largiris, adde praemium. Amen.

Castellano 

Avanzan los estandartes del Rey: Fulge el misterio de la Cruz,
por el que la vida venció a la muerte y por la muerte se extendió la vida.

Del costado herido por el hierro cruel de la lanza,
para lavar nuestras manchas, manó agua y sangre.

Cumpliéronse entonces los fieles oráculos de David,
cuando dijo a las naciones: "Reinará Dios desde el madero".

Árbol hermoso y brillante, adornado por púrpura real,
tú fuiste llamado en tu noble tronco a tocar miembros tan santos.

Dichosa tú, en cuyos brazos colgó el precio del mundo,
Tú eres la balanza en la que fue pesado ese cuerpo que arrebató al infierno su presa.

Salve, oh cruz, única esperanza nuestra! En este tiempo de pasión,
aumenta la gracia en los justos y borra los crímenes de los reos.

Y a ti, Trinidad, fuente de toda salvación, que todo espíritu te alabe.
A quienes por el misterio de la cruz salvas, protégelos por siempre. Amén.
 

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