domingo, 17 de junio de 2012

¿Quieres orar?: 6 consejos de San Benito de Nursia


Dedico esta entrada a mis hermanos, 
los monjes benedictinos de San José de Güigüe
(Venezuela), especialmente al P. Beda Hornung


Releyendo esta tarde la Santa Regla, escrita por Benito de Nursia (480-547), fundador de los monjes de occidente, un documento cristiano que rebosa sabiduría y unción, he encontrado, aquí y allá, una serie de avisos sobre la práctica de la oración personal.

San Benito es un hombre práctico, no teoriza ni escribe tratados de teología espiritual, sencillamente transmite la enseñanza tradicional del monacato, y, sobre todo, lo que él mismo ha vivido en su experiencia como orante.

Así pues, si quieres orar, toma nota de estos sencillos consejos del padre Abad San Benito:

1. La presencia de Dios:
"Saber de cierto que, en todo lugar, Dios lo está mirando" (RB Cap. 4)
Hacer un acto de fe en la presencia de Dios, bajo cuya mirada llena de amor transcurre nuestra vida. San Benito nos exhorta a que consideremos que estamos siempre ante la amable faz del Señor. Él nos escucha y nos ve, conoce nuestros íntimos pensamientos, su cercanía es consuelo, paz y fortaleza para el discípulo. Esta memoria Dei, que debería acompañarnos a lo largo de la jornada, hemos de intensificarla a la hora de iniciar el diálogo con el Señor.

2. La reverencia: 
"..., levántense todos inmediatamente de sus asientos en honor y reverencia de la Santa Trinidad" (RB Cap 9)
La reverencia alude a la actitud de adoración y de alabanza que ofrecemos a Dios, un reconocimiento de su divinidad, de su grandeza y amor infinitos. Es rendirse ante el Señorío de Jesús, en un gesto de obediencia y fe, sabiendo que él es el dueño de nuestras vidas, y nosotros somos sus servidores.

3. La atención del corazón
"Y si alguno en otra ocasión quiere orar por su cuenta con más recogimiento, que entre sencillamente y ore, pero no en alta voz sino con lágrimas y con el corazón atento" (RB Cap. 52)
La fuente de donde brota la plegaria es el corazón, por eso se nos invita a volver la mirada hacia dentro, entrar en el aposento interior, y seguir la inspiración del Espíritu Santo, que no cesa de interceder por nosotros, y de gemir: Abba, Padre. De allí también la necesidad de aprender a escuchar, de experimentar el silencio, creando un clima propicio para que brote la gracia de la oración pura.

4. Que la mente concuerde con la voz
"...asistamos a la salmodia de tal modo que nuestra mente concuerde con nuestra voz" (RB Cap. 19)
Un sabio consejo, saber lo que decimos cuando rezamos, y cómo lo decimos, y quién lo dice, y, sobre todo, a quién se lo decimos. Aquí no vale rezar de carrerillas, sino considerar con la mente y el corazón lo que pronuncian los labios.

5. Ponerse en el lugar del pobre
"Si cuando queremos sugerir algo a hombres poderosos no osamos hacerlo sino con humildad y reverencia, con cuánta mayor razón se ha de suplicar al Señor Dios de todas las cosas con toda humildad y pura devoción" (RB Cap. 20)
San Benito nos enseña a ponernos delante de Dios "en el lugar del pobre", una actitud de humildad y de reconocimiento de nuestra pobreza delante del dador de todos los bienes, en consonancia con la conocida parábola de Jesús de la oración del publicano (Lc. 18, 9-14)

6. Orar frecuentemente
"Darse frecuentemente a la oración" (RB Cap. 4)
La Regla nos invita a orar con frecuencia, una plegaria que debe ser breve y pura, pues no somos escuchados por hablar mucho sino por la devoción y la humildad del corazón. Intercalar pequeños momentos de oración en medio de la jornada, para mantener la atención, y avivar el deseo de Dios.


4 comentarios:

  1. gracias por compartirlo y recordarnos que la oración es fundamental en el crisitiano, besos

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    1. Gracias Bea, ¡Que el Señor nos conceda la gracia de orar siempre y sin desfallecer con una infinita confianza en su gran misericordia" Un abrazo

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  2. Muchísimas gracias, es una síntesís fantástica, llena de humanidad, profundidad, práctica y de alguien con experencia del Espíritu, de su cercanía y misericordia.

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    1. Gracias, un abrazo, que el Señor nos conceda el don de la oración, un abrazo
      Marcelo

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