lunes, 12 de octubre de 2015

Año de elecciones: el discurso vacío de los políticos


Lo suelto de una vez: ¡estoy saturado de la verborrea de los políticos! Un continuo bla, bla, bla, previsible, hueco, salpicado de clichés y lugares comunes, con sus intervenciones diarias y sus encuentros de fin de semana, y, últimamente, sus bailoteos en los platós televisivos. 

Discursos insustanciales, repetitivos, sin creatividad, planos, sin propuestas nuevas para el país. Unos mensajes dirigidos casi siempre al político contrario, mientras el resto de los ciudadanos se limita a contemplar el contrapunteo mutuo de respuestas. Decepcionantes.

Como elector, me siento, francamente, maltratado en mi inteligencia.

Por cierto, alguna vez me he preguntado quien escoge a ese público, casi siempre juvenil, que ponen como tribuna detrás del político cuando aparece dando su discurso por la tele y que suelen mostrar una mirada alelada mientras escuchan embelesados a su líder, como si estuvieran en trance o asistieran a una asamblea de cristianos pentecostales, y estuvieran a punto de gritar: ¡aleluya, hermano! Por favor, que alguien me explique, si es tan amable, de dónde salen estos chicos tan patéticos y tan poco representativos de la juventud española.

Estos días, por ejemplo, al señor Rajoy le ha dado por repetir que votar al PP es de sentido común. A ver, amigo, siéntese conmigo y cuénteme que es eso que usted llama "sentido común" porque yo no me aclaro. A lo mejor se refiere a la lógica de los mercados y de la obediencia ciega a las directrices de la oligarquía financiera que gobierna Europa: recortes, devaluación del salario, precarización del empleo, y demás austeridades habidas y por haber.

La lógica del máximo beneficio, la que convierte todo en mercancía. La lógica que dice que la mejor política para generar empleo es que el Estado no tenga ninguna política real en este punto ¿Plan de choque para enfrentar el desempleo? Ninguno, esperemos a que mejore la economía y entonces, la mano mágica, invisible, del mercado nos traerá el trabajo. Pamplinas.

Todavía recuerdo el eslogan del PP en las anteriores elecciones: "Lo primero es el empleo". ¿Se puede ser más cínico? Lo primero ha sido recortar para poder pagar nuestras deudas, y a estar calladitos que en Europa mandan la Merkel y los bancos. 

Es cierto que los indicadores macro-económicos han mejorado, pero no me venga con la historia de que "el único camino posible" para crear empleo es no intervenir en la generación de empleo.

Cuando escucho a Rajoy hablando de sentido común, no sé los demás, pero yo pienso todo esto.

Pero el PSOE no se queda atrás y a veces me resulta, francamente, más chocante si cabe. Resulta que todo se les va en las típicas frases contra "la derecha derechona", pero que no terminan de aterrizar en asuntos concretos. A ver señor Pedro Sánchez, siéntese, déjese de apelar a los viejos fantasmas de "izquierda-derecha" y dígame ¿tiene usted un plan económico distinto al del señor Rajoy?, ¿se va a enfrentar a las políticas neoliberales europeas? Le cuento que don Zapatero no pudo, y se plegó totalmente, incluso reformando la constitución para garantizar a nuestros acreedores que lo primero es pagar, aún a costa de las políticas sociales. Una reforma, por cierto, bastante bochornosa para un partido como el suyo.

Lo que he visto hasta ahora es a la gente del PSOE intentando convencerme de lo malo, corrupto e ineficaz que es el PP, obviando todo logro posible de este gobierno. Ni siquiera les escucho reconocer la mejora de los indicadores económicos, y si alguna vez lo reconocen, el mérito nunca es de Rajoy y sus políticas, sino de otros factores coyunturales. Todo muy previsible.

El colmo para mí fue el otro día cuando escuché al líder de este partido decir por todo el gañote que vivíamos mejor en tiempos de Zapatero. Alucinante, la verdad.

Tengo la impresión de que el PSOE se quedará en estas elecciones en eso, denunciar los casos de corrupción del partido contrario, minimizar todo lo que pueda los suyos propios. Y hacer propuestas que no afecten directamente a la economía y al empleo, como su discursito anti-religión de estos últimos meses, y que les hace sentir, ¡uf! ¡uf!, muy de izquierdas e hiper-progres.

La realidad realísima es que bastante mal parada ha quedado la religión con el PP, por lo menos en el terreno de la reforma educativa de la Ley Wert. Esto nunca lo dirá la prensa de izquierda, por ejemplo El País, porque significaría desmontar ese mito de un "partido de derecha conservador que apoya a los católicos" y dejaríamos a la pobre izquierda casi sin distintivo.

A ver si me explico bien, la gente de izquierda necesita un PP que aparezca en los medios como aliado de la Iglesia. Eso les hace sentir diferentes, y que tienen una identidad. Pero yo que soy católico, y vivo en España, y para colmo de mi desfachatez trabajo como profesor de Religión, les digo que no es así, que en realidad el PP es tan laicista como el PSOE. Espero que me perdonen por mi tentativa de "desmitologizar" el discursito este típico de la izquierda española, pero es que realmente me parece que alguien debería decirlo, para que no nos engañen tan por la cara.

Claro, hay diferencias en la estrategia comunicativa. El PSOE, como lo usa como bandera, es más sincero y directo en sus ataques a los católicos; en cambio el PP actúa más a lo zorro, dándonos la puñalada por detrás, mientras nos sonríe esperando que votemos por ellos. 

Básicamente la oferta del PSOE se reduce a eso: promover políticas liberales en materia de moral, identificarse con el laicismo y poco más. Lo grueso, lo que tiene que ver con la economía y los derechos sociales, la raíz de la "cuestión social", eso, en realidad, apenas lo puede tocar. Europa les ha amarrado las manos.

Lo veo así porque la Unión Europea es, esencialmente, un proyecto neoliberal de sociedad, que condiciona nuestra soberanía en materia social y económica. Una verdadera trampa para países como España y que deja a los partidos de izquierda con muy poco margen de actuación en materia económica, e incluso social. 

Una Europa, por cierto, también llena de discursos vacíos, grandilocuentes, y completamente prescindibles y soporíferos.

En fin, no digo más, pudiera incluir en mi comentario a los nuevos actores que aparecen en el mapa político de España: Podemos y Ciudadanos, pero, temo cansarles con mi plática, así que lo dejamos para otra ocasión.

Sirva lo que está escrito de desahogo y de defensa ante la avalancha de palabras con que nos asaltan quienes procuran nuestro voto… Y las que todavía nos faltan por soportar de aquí hasta las elecciones de diciembre. Paciencia, mi gente.


@elblogdemarcelo


2 comentarios:

  1. Comparto contigo la visión sobre la política, tan mediocre, que están haciendo los partidos tradicionales (y de los nuevos no sé qué esperar, porque a veces percibo que también desafinan). Y pese a mis simpatías hacia ti, como soy una activa y muy practicante (valga la redundacia) atea , sobre la política religiosa, mejor no entro a comentarte. Un abrazo.

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    1. Gracias, amiga, por resaltar nuestras coincidencias en este tema de la vaciedad del discurso político que nos ronda. Y gracias también por reconocer inteligentemente nuestras disidencias mutuas, que merecen todo mi respeto. Un saludo

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