EL misterio de la persona de Jesús sigue despertando fascinación. El controvertido predicador de Galilea, con su amor a los pobres y excluidos, su enfrentamiento y crítica a los poderes de este mundo, y su mensaje centrado en el mandamiento nuevo del amor, sigue inspirando a artistas, pensadores, líderes sociales y humanistas.
El testimonio que tenemos del Jesús histórico, el rabino judío que murió crucificado hace más de 2000 años, lo encontramos en Los Evangelios, los cuales, aunque basados en la vida de Jesús, en sus hechos y palabras, son narraciones escritas desde la fe de las comunidades eclesiales del siglo I, una fe que confiesa a Jesús, como El Cristo, el Mesías ungido de Dios.
El paso del Jesús de la historia al Cristo de la fe, está determinado por un acontecimiento singular: la Pascua, la experiencia de la muerte y resurrección de Jesús. De hecho, cuando decimos Jesucristo, estamos haciendo una confesión de fe: reconocemos que este Jesús, muerto en la cruz y resucitado, es el Cristo, el Señor de la historia, el Hijo unigénito del Padre.
El testimonio que tenemos del Jesús histórico, el rabino judío que murió crucificado hace más de 2000 años, lo encontramos en Los Evangelios, los cuales, aunque basados en la vida de Jesús, en sus hechos y palabras, son narraciones escritas desde la fe de las comunidades eclesiales del siglo I, una fe que confiesa a Jesús, como El Cristo, el Mesías ungido de Dios.
El paso del Jesús de la historia al Cristo de la fe, está determinado por un acontecimiento singular: la Pascua, la experiencia de la muerte y resurrección de Jesús. De hecho, cuando decimos Jesucristo, estamos haciendo una confesión de fe: reconocemos que este Jesús, muerto en la cruz y resucitado, es el Cristo, el Señor de la historia, el Hijo unigénito del Padre.
Jesús, hombre libre aborda precisamente este tema, central en la cristología, y lo hace partiendo de la experiencia fundante de la Pascua, a cuya luz los creyentes interpretaron toda la experiencia histórica que habían vivido con el maestro de Nazaret. Quizás los capítulos más interesantes del libro son aquellos en que el autor, Christian Duquoc, señala como la humanidad libre de Jesús, nos convoca a vivir en libertad; y es que la experiencia con el rostro humano de Dios, Jesucristo, revela a cada hombre y a cada mujer el misterio de su propia humanidad, aquella dignidad única que nos hace hijos de Dios y hermanos entre nosotros.
Que la reflexión que nos propone este libro nos ayude a profundizar en el conocimiento de Jesucristo, de quién hemos recibido toda gracia, "porque la Ley fue dada por medio Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo" (Jn. 1, 17)
Lamento que este libro presentado de manera tan seductora, ya no esté disponible para descargarlo. Intentaré buscarlo por otra vía en la internet. Gracias por publicarlo, pues de no ser así, ignoraría su existencia.
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