Una canción de León Gieco, con sabor a denuncia profética, a igualdad de la buena, la que nace del Evangelio, del Dios que ama la vida, y no hace acepción de personas, que le preocupa el asunto del huérfano y de la viuda, que pide un culto basado en la justicia y el derecho,..Dedico este vídeo a la ceguera del occidente opulento, de sus líderes y empresas que dominan las finanzas, la tecnología, los medios de comunicación, la ciencia, la moda, las leyes, las armas,...pero tan pobres en amor y en verdadera humanidad. Quiero decirles a la cara:
- Que los pobres están ahí, y aunque construyan una muralla en sus mundos de fantasía burguesa, tienen todo el derecho a disfrutar de una vida digna. No hay ley que los obligue a permanecer encerrados, en la cárcel de unos continentes pobres y sin esperanza. Si devuelven 100, otros 100 lo intentarán de nuevo. Entiendo que esto les da miedo, pero ustedes mismos con su sistema económico injusto han creado esta situación.
- En el fondo, fondo, los países ricos necesitan emigrantes, un reservorio de mano de obra barata y joven, sin costosos derechos laborales ni beneficios ciudadanos, que consuman y gasten, y que alivien el envejecimiento de la población. Por favor, basta de retórica, sean sinceros.
- Que los pobres están ya un poco hartos de tantas "migajas" acalla conciencia, en realidad ustedes no quieren ceder ni uno sólo de sus privilegios, especialmente el control del comercio mundial y del capital. Han creado un sistema económico basado en el lucro y la codicia, en la acumulación de beneficios. Necesitamos una economía basada en el bienestar humano, y en su reparto equitativo. Pero ni siquiera con la crisis que hemos pasado lo logran entender, ya se agenciaron su grupo de los 20 para salvar su capitalismo idolátrico y su lógica primermundista.
- Que para los que queremos seguir a Jesús de Nazaret y creemos en el Santo Evangelio, esta situación nos escuece por dentro. En la parábola de Mateo 25, el Hijo de Dios se ha identificado con el hambriento, el sediento, el desnudo, el enfermo y encarcelado, el forastero y el emigrante. Los que manejan el poder económico, los que dictan leyes injustas y excluyentes, los que controlan el reparto de la riqueza y viven de espaldas a sus hermanos más pobres, tendrán que dar cuenta. En el corazón de Dios no hay primer mundo, ni tercero, ni cuarto, todos somos sus hijos e hijas muy amados, creados a su imagen y semejanza, iguales en dignidad y valor.
"No explotarás al jornalero humilde y pobre, ya sea uno de tus hermanos o un emigrante que resida en tus ciudades.(…)No torcerás el derecho del emigrante ni del huérfano, (…). Recuerda que fuiste esclavo en el país de Egipto,… "(Dt. 24, 14 y 15).
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