El libro de Guido Montenegro, Formación de líderes juveniles, nos introduce en el mundo de los jóvenes y de la pastoral juvenil, desde una perspectiva eminentemente práctica y pastoral. El tema central es socio-educativo: formar líderes entre los jóvenes.
Todo proyecto educativo debería promover integralmente al joven, de tal manera que pueda convertirse en protagonista, libre, consciente, responsable, de su propio destino posible.
Este muchacho, esta muchacha, que se ha ido formando integralmente como persona, se va erigiendo progresivamente en un líder positivo de aquellos grupos en los que participa: religiosos, culturales, académicos, voluntariado, etc.
Hay gente que cree que todos los líderes son naturales, son líderes casi por generación espontánea, porque nacieron así, o por carisma, y por eso se convirtieron en líderes. Sin negar que hay un perfil de personalidad que puede predisponer a las personas a asumir posiciones de liderazgo, dotes naturales, talentos, etc. lo cierto es que los líderes se forman, adquieren y desarrollan competencias y capacidades que los convierten en líderes. Son líderes, porque se han educado como líderes. Ese es el poder de la educación.
Además, cuando educas al líder, tu acto educativo tiene una intención: que ese líder encarne los valores deseados, tenga un alto sentido humano y ético de su papel como líder, y contribuya a la creación de un modelo de sociedad que responda a ese paradigma de ser persona.
Como pueden ver, para bien o para mal, tenemos los líderes que hemos formado. Y así nos va.
La Iglesia siempre ha sido una escuela de formación de líderes, porque el cristianismo es camino de discipulado, seguimiento a la persona de Jesús, vida comunitaria, y entrega a los demás en el apostolado y el compromiso por la justicia.
Quizás uno de los aportes más interesantes de este libro para nosotros profesores de Religión, es el extenso apartado de juegos y dinámicas que nos ofrece para trabajar con los jóvenes, todas con una intención socio-educativa. Algunas se pueden aplicar, con las debidas adaptaciones, a determinados temas en la clase de Religión.
¡Juventud, divino tesoro!, dirá el poeta. No perdamos la esperanza, Jesús de Nazaret tiene una palabra fuerte, una palabra de gracia y misericordia, que decir a nuestros muchachos. Seamos su micrófono, y tengamos la misma actitud de Don Bosco, quien decía: " Me basta que sean jóvenes, para amarles".
Formación de líderes juveniles: 80 dinámicas y juegos: DESCARGA
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