Hoy, día de Teresa de Jesús, vienen a mi corazón tantos recuerdos,...Lo reconozco, en mi camino cristiano, ella ha sido un testimonio "fuerte" de Dios para mi,...
Siendo un jovencito, creo que tenía unos 17 años, leí el libro de la Vida, su autobiografía espiritual, y aunque su lectura se me hizo difícil, es toda una señora castellana del siglo XVI, me "enganché" enseguida a sus palabras llenas de vida, las palabras de una creyente que ha experimentado hondamente la misericordia de Dios en su historia. En ella relata como la amistad con Cristo Jesús, vivida con fidelidad en la oración personal, cambió su vida y la convirtió en profeta de la Iglesia de su tiempo.
Años más tarde, cuando estaba en la universidad, leí Camino de Perfección, Las Moradas del Castillo Interior, Fundaciones,...Su mensaje, cargado de humanidad, es siempre pedagogía en el camino de la oración. Teresa busca "engolosinar" a los lectores para que se aficionen a este bien tan alto de la amistad con el Señor, y se dispongan a gustar la gracia de la contemplación, sirviendo a Cristo y a su Iglesia con determinada determinación.
Hoy, igual que ayer, vivimos tiempos recios, necesitamos ser esos Amigos fuertes de Dios, para dar aliento al cansado, alegrar al triste, consolar al afligido, anunciar y vivir la buena noticia de la salvación cristiana,...
Y, como en la vida de Teresa de Jesús, la clave está en la oración.
La oración nos humaniza, porque mientras más nos llenamos de Dios, de la gracia de su Espíritu Santo en nosotros, somos más humanos.
Orar para vivir y testimoniar el mandamiento nuevo del amor.
Aquí les regalo la conocida letrilla teresiana: Nada te turbe.
Sí, es cierto, Sólo Dios Basta.
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