Después de unos días de ausencia del mundo virtual, quiero celebrar mi regreso compartiendo con ustedes esta colección de imágenes que he sacado del fondo del armario del ordenador, y que he titulado: Paisajes para orar.
Enclaustrados en la selva urbana, nosotros, cristianos de ciudad, de pico y martillo, sentimos también la nostalgia de buscar a Dios en el silencio y la soledad de un bello paisaje: una montaña, el atardecer junto al mar, un campo de trigo, una cascada que se precipita,...
Purificarnos de tanta violencia, de tanto ruido inútil, de los falsos deseos del corazón,...
Buscar el silencio y la soledad para des-velar la raíz, el humano bueno que se esconde en nuestras entrañas, el que fue creado a imagen y semejanza del Dios vivo. Nuestro verdadero "yo".
Toda la creación anhela, expectante, esta revelación.
"Pues la ansiosa espera de la creación desea vivamente la revelación de los hijos de Dios (...) Pues sabemos que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto. Y no sólo ella; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu,..." (Rom. 8, 19. 22-23)
No hay comentarios:
Publicar un comentario