"Provence Landscape Knife"- Marion Hedger |
Aquí en España llevamos ya un tiempo escuchando malas
noticias, una tras otra: el paro, la recesión económica, los desahucios, la
prima de riesgo, los recortes en sanidad y educación, las subidas de impuestos
y de servicios, las bajadas compulsivas de sueldos, y pare usted de contar,…
Además, por si fuera poco, siempre parece otear en el
horizonte el anuncio amenazante de más crisis, más recortes, más medidas, más y
más,…ya sea para la semana que viene, o el mes que viene, o el año que viene,…
¡Venga ya!
A nivel personal se impone, es cuestión de supervivencia,
afrontar el temporal con optimismo, y plantar cara a los problemas con
decisión, con coraje,… Sin embargo, a veces nos sentimos tan arropados por las
dificultades que, sencillamente, nos desinflamos.
"The hope" - Abhijit Bhattacharya |
Descubrimos que no basta con ser simplemente optimistas para
que las cosas mejoren. En ocasiones, recibimos tal decepción que nos
sentimos hundidos y deprimidos.
Considero que más peligroso que un pesimista, es un
optimista ingenuo, que piensa que las cosas van a marchar bien porque sí,
aunque su creencia no tenga asidero en la realidad.
Algunos postulan, en contrapartida, un optimismo realista, es
decir, tener una actitud básicamente positiva frente a la vida, sin despegar
los pies de la realidad que siempre es tozuda, y se impone a todos nos guste o
no.
En lenguaje bíblico se habla no tanto de optimismo sino de
esperanza, una de las virtudes teologales que junto con la fe y el amor, infunde
Dios en nosotros el día de nuestro bautismo.
La esperanza cristiana no sufre los vaivenes del optimismo
ciego porque tiene su fundamento en Dios mismo quien, como dice Santa Teresa de
Jesús, no se muda, siempre permanece igual.
Pues bien, para atravesar los valles
oscuros de esta crisis no basta el optimismo, ni el realista ni mucho menos el ingenuo,
necesitamos la virtud grandota de la esperanza, que es gracia de Dios infundida
por el Espíritu Santo en nosotros.
¿En qué se fundamenta la esperanza? ¿Cuáles son las razones
que la sostienen en medio de las pruebas y los sufrimientos que la vida nos
depara? Llevo un tiempo buscando respuestas a estas preguntas, que me tocan muy
de cerca, y aunque nunca se deja de preguntar y de buscar, he querido compartir
aquí esos motivos que en mi camino de fe han
mantenido, y mantienen, a veces en medio de la noche, mi esperanza en el Señor.
Estas son, pues, las 5 razones de mi esperanza:
1. La fidelidad de Dios:
Dios nunca se desdice de su
voluntad de bendecirnos y de comunicarnos su amor salvador, pues los dones y la
llamada de Dios son irrevocables (Rom. 11, 29). Es más, aunque seamos infieles,
él permanece fiel porque no puede negarse a sí mismo (2 Tim. 2, 13)
2. Dios todo lo dispone para nuestro bien:
"The glow of hope" - Haldankar |
En todas las
cosas interviene Dios para el mayor bien de sus hijos (Rom. 8, 28). No hay que
preguntarse por qué esto, o por qué aquello, pues incluso los momentos de sufrimiento
y angustia el Señor los permite para nuestro bien (Gen. 50, 20). Él lleva
contados los cabellos de nuestras cabezas (Mt. 10, 30), y guarda nuestras
entradas y salidas, ahora y por siempre. Amén (Sal. 120)
3. Dios nunca permite una prueba que no podamos superar:
Porque
Dios es fiel no consiente que soportemos una tribulación que supere nuestras
fuerzas, antes bien con la misma prueba, dispone los medios y los caminos para
que podamos vencer, y salir airosos del problema (1 Cor. 10, 13) Esta es
nuestra confianza, pues nos basta su gracia, ya que su fuerza actúa en la
debilidad, de allí que se nos invite a gloriarnos incluso en las necesidades y
en las angustias, para que se cumpla en nosotros la paradoja cristiana: cuando
somos débiles, entonces somos fuertes (2 Cor. 12, 9-10).
4. La misericordia de Dios:
Dios cuida de nuestra vida con
su amor providente no porque lo merezcamos o porque seamos buenos, sino porque
es misericordioso, y su misericordia desborda siempre nuestros méritos (Lc. 15,
1-31). Esa misericordia de Dios es del tamaño de su grandeza (Ecl. 2, 18), es
decir, infinita. La Regla de San Benito, nos aconseja jamás desesperar de la
misericordia divina. No hay problema ni situación de nuestra vida, por más
insalvable que pueda parecer, que escape de la misericordia del Señor, pues no
tiene medida, y se renueva para ti y para mi cada mañana (Lam. 3, 22-23)
5. Dios está siempre con nosotros:
Llueva a cantaros, o
salga el sol, el Señor camina con
nosotros, él nunca nos abandona (Mt. 28, 20), en él hallamos todas las gracias
que necesitamos, el amor, el consuelo, la fortaleza (Ef. 1, 3)… Es sabio consejero
en la toma de decisiones (Sal. 33, 5), y amigo verdadero para las horas de
soledad (Jn. 15, 15) No enfrentamos los molinos de viento de la vida solos,
contigo y conmigo camina siempre el Señor: “No
temas, que contigo estoy yo; no receles,
que yo soy tu Dios” (Is. 41, 19).
“Espera en el Señor, sé valiente, te ánimo, espera en el
Señor” (Sal. 26, 14)
Es verdad amigo, la fé y esperanza nunca debe faltar en los momentos mas difíciles de nuestra vida.
ResponderEliminarY es Dios quien hace, q nos levantemos ante diferentes situaciones.
Un abrazote, me encantó tu reflexión.
Sí, Irene, ¡cuan frágiles somos! Pero en medio de los temporales, con nosotros camina nuestro Dios, Padre, compañero, amigo,...A veces me digo, que su compañía es el mayor premio, aunque los problemas a veces tarden en resolverse,...
EliminarEl corazón de Dios siempre se deja vencer por la confianza. Amén.
Un abrazo,
Marcelo