sábado, 16 de noviembre de 2013

Religión en la escuela pública: en respuesta al teólogo José Arregui



En un artículo aparecido en Religión Digital, Enseñanza pública y religión: dos pasos atrás, el teólogo José Arregui se suma al coro de voces que intervienen en el debate sobre la asignatura confesional de Religión en la escuela pública.

Sus afirmaciones son de tal calibre que no puedo resistir responderle. Respeto, claro está, todas las posturas, pero me duelen las críticas que no parten de un conocimiento real de las cosas, que no son más que ideología pura y dura, una deformación de la realidad en correspondencia con los prejuicios y los pre-conceptos de quien los emite

En el tema que nos ocupa, la Religión en la escuela, las opiniones así vertidas duelen mucho más pues proceden de personas que dicen “estar” en la Iglesia.

Tendría muchas cosas que preguntarle al señor Arregui, como por ejemplo, qué entiende él por laicidad, una palabra tan manida que da pie a muchas interpretaciones, pero no quiero perderme ahora en un debate de conceptos.

Sólo me fijaré en tres puntos que, verdaderamente, escuecen:




1. Dice Arregui que la razón verdadera de los cambios con respeto a la asignatura de Religión en la Lomce, más allá de lo estipulado en los pactos Iglesia-Estado de 1979, es que la Iglesia Católica desea mantener privilegios y el PP busca el voto de los católicos. Por la cara, vamos.

Ni el derecho, de rango constitucional, que tienen los padres a dar a sus hijos una educación conforme a sus convicciones morales y religiosas, ni la necesidad de brindar una educación integral a los ciudadanos, aparecen como posible motivación. Todo es el resultado de las componendas de los malvados obispos, y nada más.

Como aparentemente todo su interés es atacar a la jerarquía de la Iglesia, llega a decir, sin ningún recato, que la única beneficiada con la reforma es la Iglesia católica. Ni la religión musulmana, ni la judía, ni las iglesias de tradición evangélica, tienen nada que decir.

Tampoco el derecho a la libertad religiosa, y a la formación para el ejercicio de la libertad de conciencia. Ni la necesidad de un estudio serio y científico del hecho religioso, o de resolver el problema del sentido de la vida. Nada de nada. Alucinante.

Lo diré como lo pienso, donde Arregui ve maliciosamente privilegios y componendas, yo veo derechos y democracia. Y no digo más.

2. El señor Arregui hace una afirmación muy dura: “nadie se interesa por el Evangelio de Jesús”. Cuando leí esto me dije: no tiene ni la más remota idea de lo que se enseña en clase de Religión. Les informo que el centro de la programación desde 1º Eso hasta el bachillerato es la buena noticia de Jesús de Nazaret, eso no es un secreto para nadie, así está en los programas tan denostados por este teólogo.

(Señor Arregui, por favor, lea los programas de la asignatura de Religión. Gracias)

No conforme con ello llega a decir que debería “perder” la religión católica para que gane el Evangelio ¿Cómo puedo interpretar estas palabras? ¿La fe católica se opone a la verdad del Evangelio? Ni el mismo Jesús, afirma, elegiría mi clase ¿Se da cuenta de lo que dice?

Estas frases tan gruesas revelan que para este teólogo la solicitud de la Iglesia por la clase de Religión no está relacionada con el deseo de hacer presente el Evangelio en el ámbito académico. Sus palabras duelen mucho porque están cargadas de veneno. Aparentemente sólo él, y su grupito, se interesan de verdad por el Evangelio de Jesús.

3. Cuando ya parecía que iba a dar la estocada final a la Religión, en los últimos párrafos sale en su defensa exponiendo que el estudio del hecho religioso forma parte de la educación integral del ciudadano, e insiste en la idea de que se deben estudiar todas las tradiciones religiosas en pie de igualdad. Reclama una religión no confesional y desligada, tanto en la programación como en el nombramiento de profesores, de las autoridades religiosas.

A esto respondo de nuevo con la programación en la mano. (Léala, por favor, señor Arregui, léala, para que no diga dislates). El estudio de las distintas religiones, de Buda, Mahoma, Confucio, etc., forma parte de la enseñanza que ofrece la asignatura de Religión.

Por supuesto, se aporta la visión cristiana de lo religioso, que ve en la persona de Jesús de Nazaret no una tradición más entre muchas, sino la plenitud de la revelación de Dios en la historia. Decir que se puede ser neutral en este punto sería faltar a la verdad.

El referente en mi clase siempre es Jesús de Nazaret. (Para que no se diga tan gratuitamente que no me intereso por el Evangelio)

Arregui pretende que yo explique el cristianismo, y las demás religiones, como si yo no fuera cristiano ¿Cómo puede alguien comprender el cristianismo si no cree en Jesús de Nazaret, si no vive desde adentro la fe cristiana? Este es el verdadero problema, la verdadera trampa del objetivismo positivista que está detrás de la tesis que parece defender.

El planteamiento es, en el fondo, totalmente ingenuo. No existe una enseñanza “neutral” de las religiones, cualquier teoría crítica del conocimiento nos dirá que estudiamos las cosas desde nuestra concepción del mundo y de la vida. Inevitablemente.

Si se ponen en pie de igualdad todas las tradiciones religiosas y se pretende que así se enseñen, esa visión tan relativista ya es una postura,. De neutralidad nada de nada. 

El problema no es tener una cosmovisión o postura frente a las cosas, el problema es no estar consciente de ello, y disfrazar mi posición de pluralismo, laicidad o democracia. 


Aunque pudiera decir muchas más cosas, aquí dejo la diatriba. Son estos teólogos los que hacen el juego a los que de verdad nos quieren imponer una visión laicista de la sociedad, una visión nada neutral donde lo confesional cristiano sea excluido no sólo de la escuela, y la cultura, sino de la vida social. En esta lucha nos estamos jugando el derecho a las libertades religiosas, la posibilidad de vivir en sociedades verdaderamente pluralistas, libres y democráticas. 

Marcelo Martín

2 comentarios:

  1. ¡Estimado Marcelo! Paz y Bien.

    No puedo estar más de acuerdo contigo. Desde hace unos años me estoy dando cuenta que, efectivamente, hay teólogos que están dando apoyo ideológico, que no teológico, al laicismo más rancio y exclusivista. Lo vengo observando, por ejemplo, en la Asociación de Teologos y Teólogas Juan XXIII, que organizan cada septiembre un Congreso de Teología, en el que ésta, la teología, últimamente brilla por su ausencia y la ideología es la que preside las ponencias y debates, incluida la ideología de género.

    Hace unos años era un fiel entusiasta de estos congresos, pero ya se les ve demasiado el plumero y he dejado de ir, pues duele que critiquen nuestro trabajo sin que tengan una idea clara de lo que es la educación integral de los alumnos y pretendan reducirlo a simple catequesis.

    Yo les preguntaría a estos teólogos y teólogas: ¿Qué hacen ustedes por vivir y transmitir el evangelio entre los más jóvenes? ¿Saben ustedes que somos los profesores de Religión a los que más jóvenes llegamos, incluso más que las parroquias? ¿Se han planteado que, quitar la clase de Religión, supondría privar a los jóvenes de un pilar imprescindible para entender nuestro mundo y a sus padres, de un derecho constitucional?

    Es triste comprobar que hay gente, que se dice de Iglesia, y ver que lo que ocupa su corazón y su vida, principalmente, es la ideología.

    Mucho ánimo, hermano, y, desde este rinconcito de Madrid, todo mi apoyo.

    Un abrazo fraterno.

    José Manuel

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    1. Gracias José Manuel, he querido dar una respuesta porque comienza uno a cansarse de este continuo lleva y trae de opiniones sobre la religión en la escuela. Creo que se impone un tiempo de discernimiento, más allá de los tópicos que a veces se escuchan incluso en los medios eclesiales de progre o de conservador, debe privar en nosotros el amor a la verdad, sobre todo cuando nos aducen razones que no parten de un conocimiento previo de la realidad de la asignatura.

      Estoy convencido, y en ello estoy de acuerdo contigo, que el profesorado de Religión, ahora mismo, está ofreciendo a los jóvenes respuestas en su búsqueda. Caminamos contra-corriente, pero con ánimo porque el Señor nos acompaña.

      Gracias amigo por tus palabras de ánimo, y un abrazo desde Canarias,

      Marcelo

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