Finaliza el día y el silencio de la noche me habita, pacifico, maternal. Atrás queda el bullicio de las aulas, los rostros de los alumnos, las puertas y los pasillos que he atravesado.
Esta noche, mezclado con una rimera de papeles viejos de Venezuela, he encontrado un folio titulado: "Charla sobre el amor de Dios", que escribí a bolígrafo en marzo de 1986, es decir hace casi 25 años. El escrito es sólo un esquema, con un rosario de citas bíblicas, y de simples pensamientos, sobre el tema: "Dios es amor", pensado para una misión en la que participé ese año, en los pueblos del sur del estado Mérida, un rincón perdido de los andes venezolanos.
Mucho ha llovido desde entonces..., y, sin embargo, ¡bendito sea Dios!, el tiempo, los cansancios y desilusiones, las alegrías y las tristezas, los fracasos y estrecheses, que de todo ha habido, no han logrado empañar esta verdad grande de mi vida: ¡Dios me ama! Y compruebo, con el paso de los años, que Dios es tremendamente fiel, él me ama ahora en el 2010, lo mismo que me quería en 1986, su amor no ha cambiado para mí.
Sí, quienquiera que lea estos apuntes de la noche, Dios te ama a ti también. Dios te ama...
Con un amor Personal... Te conoce por tu nombre, te ha llamado por tu propio nombre, conoce tu historia personal, lo que te agobia, lo sabe todo sobre tu vida, y te ama a ti, a ti en específico como a un hijo o una hija muy querido de su corazón de Padre.
Con amor Eterno te ha amado... Su amor por ti no cambia nunca. Siempre te ha amado desde toda la eternidad, y te amará por siempre, por más pecados que puedas cometer o hallas cometido, Dios te ama, quiere regalarte su perdón, y que retornes a tu amistad con él.
Te ama con un amor Misericordioso... La misericordia es otro forma de nombrar el amor de Dios. Es ese amor, que conoce tu miseria, tu debilidad y pone en ella su propio corazón de Padre.
Es un amor que te Transforma... El amor de Dios por ti no es pasivo ni permanece ocioso, se hace presente en tu vida para cambiarla, borrar tu pecado con su perdón, sanarte por dentro de la soledad, de la tristeza, del peso de las cargas, para regalarte el don de la vida nueva. Te hace recobrar tu dignidad de hijo o hija de Dios.
Un amor que se recibe libremente y que te Libera... No se te impone, toca a tu puerta y espera pacientemente que lo aceptes en tu vida. Cuando lo dejas entrar, te hace gustar la libertad verdadera, la que nace de un corazón tocado por la gracia, libre de las ataduras de los falsos dioses de este mundo, libre para entregarte al servicio de los demás.
Es un amor Providente... El amor de Dios ha estado actuando en tu vida desde siempre, aunque con frecuencia no te des cuenta. Te protege, te conduce, te guarda en tus caminos y provee a todas tus necesidades con generosidad, aunque a veces pases por "quebradas oscuras" (Sal. 23).
Y es también un amor muy Exigente... El amor de Dios es "la perla de gran valor" (Mt. 13, 45) o "el tesoro escondido en el campo" (Mt. 13, 44), es el supremo bien de la vida, al cual se supedita todo lo demás. Este nuevo orden de cosas es muy exigente, pide tu entrega y obediencia, tu compromiso en ser canal de ese amor que recibes de Dios. Responder a esta exigencia, día a día, minuto a minuto, te va haciendo inmensamente feliz.
Esto apenas es un pequeño esbozo de lo mucho que pudiéramos hablar, sobre este tema fundamental de la revelación cristiana sobre el misterio de Dios.
El Espíritu Santo, que es el amor del Padre y del Hijo, revele a cada uno el inmenso amor que Dios nos tiene a nosotros, sus queridos hijos e hijas.
Buenas noches.
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