Un canto a María, la madre de Jesús, la
pequeña, que evoca el misterio que ha acontecido en ella, a la luz de la
revelación de Dios en el Antiguo Testamento: la brisa de Elías, la zarza de
Moisés, la tienda de la reunión, el arca de la alianza, la nube que guía al
pueblo en el desierto,...
Una lectio divina que hunde sus raíces en
la teología de los padres, quienes contemplaron, guiados por el Espíritu Santo,
a María, la Madre de Dios, prefigurada ya en las imágenes de la antigua
alianza.
Sí, María, Madre nuestra, ruega por nosotros,
pecadores, para que lleguemos a ser el pueblo y la heredad del Señor.
¡Qué vivamos a fondo el tiempo de gracia y
misericordia de la cuaresma!
Ayúdanos, María, sobre todo, a poner en práctica
el mandamiento nuevo del amor.
"Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre
de Dios, nos desoigas la oración de tus hijos necesitados, antes bien, líbranos
siempre de todo peligro ¡ Oh Virgen, gloriosa y bendita"
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