Esta semana he estado trabajando en los proyectos de solidaridad de mi instituto: la Carrera Solidaria, que celebraremos el próximo viernes 4 de febrero, y, con el Comité de Solidaridad, las actividades que estamos planeando para animar el Día de la Paz y la No violencia, que por caer en domingo (30 de enero), lo hemos traslado al día siguiente, lunes 31.
Estos proyectos extra-aula son altamente educativos, y aunque signifiquen una dedicación extra en trabajo y tiempo para los profes, merecen la pena.
Brindar a nuestros chicos y chicas espacios para la participación les enriquece enormemente, les ayuda a crecer, a relacionarse unos con otros y otras, a adquirir responsabilidades, a trabajar en equipo, a conocer la realidad de su entorno social, comunitario, nacional, mundial,...
Cuando un grupo de alumnos y alumnas viven una experiencia de creación de un proyecto social, aunque sea pequeño y puntual,...buscar los recursos, planearlo, realizarlo, comunicarlo, disfrutarlo, evaluarlo,...aprenden verdaderamente y aumenta su motivación.
Viendo esta mañana a nuestros adolescentes, en la sencillez y algarabía de una reunión del Comité, como se interrumpen unos a otros, se salen del tema, vuelven al tema, lanzan ideas, se ríen,...vuelven a hablar, proponen..., siento un torrente de vida nueva y fresca que llena de ilusión y de esperanza mi jornada como educador.
Sí, y aunque esta noche estoy cansado, me siento animado, y feliz, por muy agotador que sea este trabajo participativo, la verdad es que me lo paso bien con los alumnos y alumnas, disfruto oyendo sus ideas, y me convenzo, de la necesidad de acompañarles y lograr despertar en ellos ciertos ideales que engrandecen la condición humana universal: la justicia social, la convivencia, la tolerancia, el respeto, la fraternidad, el diálogo,...
En definitiva, el supremo valor de la dignidad de la persona humana, tal y como se ha revelado en el misterio de Jesús de Nazaret, en su vida, en su compromiso de amor y entrega por los demás, en su valentía, y su profetismo,...
Sí, y aunque el trabajo solidario rebasa con creces las fronteras del cristianismo, y convoca a hombres y mujeres de buena voluntad tengan o no una motivación religiosa, lo cierto es que el ser activamente solidario es con-natural con el ser cristiano, de tal forma que no se puede militar en la fe de Jesucristo, y no tener como supremo valor la solidaridad.
Pidamos al Espíritu Santo que en este año 2011 despierte en la humanidad el anhelo por vivir la solidaridad entre las personas, signo de la presencia del Reino de Dios entre nosotros.
Aquí les dejo un conocido libro de Herminio Otero, Parábolas en son de Paz, con interesantes propuestas para trabajar, a través de pequeñas y sugestivas historias, el tema de la paz en el aula, y que pueden constituir un excelente recurso educativo para la clase de Religión.
PARÁBOLAS EN SON DE PAZ : DESCARGAR
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