domingo, 6 de marzo de 2011

SOLIDARIDAD: Curso de formación en valores


Si hay un valor connatural con el ser cristiano es la solidaridad, una actitud ante la vida que tiene mil maneras prácticas de expresarse, y que se resume en esa identificación, otros lo llaman empatía, con las necesidades de los demás, con sus sentimientos y emociones, con sus carencias y debilidades.

Este sentimiento, para que sea creíble, va siempre acompañado de una acción: poner remedio, socorrer, aliviar, transformar una situación que contradice la dignidad de la persona humana, para que cambie, para que se reconstruyan las relaciones de justicia, igualdad, libertad, fraternidad que deben existir entre las personas.




Propio es de la solidaridad la gratuidad. Nada hay que subvierta más el orden del capital, que ese dar, y darnos, sin otra recompensa que la alegría misma de darse.

Basta echar un vistazo a la prensa, o escuchar la tele, para darse cuenta que la solidaridad está de moda. Desde distintos campos de la política, la educación, los medios de comunicación social, quién más quién menos, todo el mundo se declara solidario.

Sin embargo, a la luz de la Palabra de Dios, se nos exige ir más allá: transformar los mecanismos de poder, sobre todo económico, que generan las injusticias y desigualdades. La inmensa masa de pobres de nuestro planeta sigue siendo una bofetada para la conciencia de la humanidad. Y para Dios mismo, que sufre y padece en la persona del oprimido y del carente.

Es por eso que "en cristiano", la solidaridad exige discernimiento y profecía.

He encontrado en la red un material educativo, que me ha parecido interesante compartir con mis lectores. Se trata de un Curso de formación en Solidaridad, con un dossier muy completo de actividades prácticas, dinámicas, lecturas, fichas, testimonios, y que va exponiendo los grandes temas sociales de la moral cristiana: el derecho a la vida, la familia, la justicia social, el trabajo, la dignidad humana, la libertad, etc.

A través de estos contenidos se promueven en el alumnado las llamadas competencias básicas, especialmente la competencia social y ciudadana.

Además, muchos de estos temas forman parte de la programación de la asignatura de Religión, especialmente en la ESO y el Bachilletato, por lo que pueden constituir un excelente material de apoyo para las clases. Sobre todo me ha parecido de interés, la presentación, en forma de biopics, de ciertos personajes que han vivido y promovido los valores propios de la solidaridad cristiana, y que pueden servir de referencia para los jóvenes educandos.

CURSO SOLIDARIDAD : DESCARGAR

3 comentarios:

  1. es bien interesante el tema de la solidaridad. Vemos en la television con las teletones como muchas personas empresarios o gente adinerada va y da una cantidad de dinero pero solo por figurar y que la gente lo vea en la tele o escuche sus nombres o que sus amistades vean que el o ella dio mas dinero que otros, pura vanidad; pero eso lo hacen por sentirse bien ellos. Lo mejor que podrian hacer muchos es que en lugar de regalar una limosna, se preocupen en dar una vida mas digna al necesitado proporcionandoles un medio laborar para que ganen su dinero con dignidad y mejoren su situacion economica.
    Mi nombre es Adela

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  2. Adela gracias por tu comentario, totalmente de acuerdo contigo. Sí, la verdadera solidaridad es la que promueve las propias capacidades de las personas para que mejoren sus condiciones de vida. No es tanto cuestión de figurar, sino de asumir un modo de vida, una actitud frente al consumo, por ejemplo, que nos hace sentir cerca de los otros, y particípes en la construcción de un nuevo modelo de sociedad. Un saludo.

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  3. La solidaridad nace del ser humano y se dirige esencialmente al ser humano.

    La verdadera solidaridad, aquella que está llamada a impulsar los verdaderos vientos de cambio que favorezcan el desarrollo de los individuos y las naciones, está fundada principalmente en la igualdad universal que une a todos los hombres. Esta igualdad es una derivación directa e innegable de la verdadera dignidad del ser humano, que pertenece a la realidad intrínseca de la persona, sin importar su raza, edad, sexo, credo, nacionalidad o partido.

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