Amanece.
Con la llegada del nuevo día, olvido lo que he dejado atrás y corro a lo que tengo por delante, fijos los ojos en Jesús que inicia y lleva a consumación mi fe.
Sí, Jesús, pastor y guardián de mi alma, siempre vivo para interceder por mí.
¡Jesús Resucitado, vencedor de la noche!
Se asoma el sol por un extremo del horizonte, ¡nada se libra de su calor!, el día al día le pasa el mensaje, la noche a la noche se lo susurra: ¡a toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje!
Caminaré en presencia de Dios, como Elías en el Monte Carmelo: "Vive Yahvé, Dios de los ejércitos, en cuya presencia estoy"
Dios habita en la suave brisa de la mañana.
Amanece, y Dios vuelve a llamarme a la vida,... pronuncia mi nombre,... me encomienda el cuidado de la tierra.
Frente a la aurora de rosados dedos, una palabra de gracia me sostiene: ¡Todo lo puedo en Cristo que me conforta!
excelente :)
ResponderEliminarGracias amigo, que sintamos esa voz de Dios en el corazón que nos habla a cada uno personalmente
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