Semana atrás escribí una entrada sobre la película “La Vida
de Pi” ("La vida de Pi": una película para la clase de Religión. Ficha de trabajo), donde comenté el interés que podía tener para la Clase de Religión dado que la historia hace referencia a la cuestión de Dios, y a la cuestión de las religiones, dos aspectos
centrales de la asignatura, muy relacionados con la cultura contemporánea.
Algunos lectores amigos me comentaron, particularmente a
través de las redes sociales, sobre algunas inconsistencias del guión desde un
punto de vista cristiano. Reflexionando sobre el tema, y sin negar los valores
positivos que encuentro en el filme, intentaré aportar una valoración sobre la
película.
De los muchos elementos que se pudieran analizar, sólo
quiero fijarme en dos aspectos relacionados con la religión: el relativismo
religioso y la existencia de Dios.
En esta primera entrega comentaremos sobre el primer
aspecto: el relativismo religioso
1. ¿Cómo valorar la evolución religiosa de Pi?, sus inicios
en la tradición hinduista, su encuentro con el cristianismo, su experiencia
como musulmán,…los desencuentros con el padre. Desde una óptica benevolente pudiéramos
interpretarlo como distintos momentos en su camino de maduración humana y
espiritual.
Sin embargo, me pregunto, ¿se puede ser seguidor de 3 religiones tan diferentes?, ¿son conciliables las 3 cosmovisiones
religiosas? Porque una cosa es conocerlas, y otra muy distinta es seguirlas, y
creer lo que cada una afirma sobre Dios. Con el Nuevo Testamento en la mano,
tengo que decir que no, no se puede adorar a Visnú, Alá y Jesucristo al mismo
tiempo, sencillamente porque lo que las tres tradiciones dicen sobre Dios se
excluyen entre sí. Así de simple.
Recuerdo que hace un tiempo tuve una pequeña discusión en
Internet relacionada con este tema. Un internauta afirmaba que era indiferente
el nombre que cada quien le pone a Dios, porque en el fondo se trata del mismo
ser supremo. La idea no es nueva, para algunos, incluso, es atractiva porque
suena democrática y light. Tuve que responderle que no es igual, que respetaba
todas las tradiciones religiosas, pero que la fe en Jesucristo no admite ese
tipo de componendas que la vacían de su contenido novedoso y liberador.
Retomando nuestro tema, en un momento de la película, sobre
todo cuando el chico se acerca a la mezquita, sufrimos como cristianos una
especie de desilusión ¿Se ha encontrado realmente el joven Pi con el Señor
Jesucristo? Una persona que ha encontrado la verdad definitiva de Dios en
Cristo Jesús no anda tocando la puerta de otras religiones.
Jesucristo es la palabra definitiva de Dios para los
hombres, la plenitud de su revelación/salvación para la historia. No podemos
aceptar a Jesucristo, por ejemplo, y rezar a Visnú, uno de los tantos dioses
del hinduismo, como hace el joven en un momento de la película. No podemos adorar al Dios Padre del Evangelio y rendirle culto desde la teología de
monoteísmo radical de la religión musulmana.
Detrás de todo el planteamiento de "La vida de Pi” descubro una
tesis relativista sobre el tema de las religiones, como si fuera posible
abrazarlas a todas en lo que tienen de común. Este relativismo religioso es muy
afín, por ejemplo, a algunos planteamientos de la nueva era pero es totalmente contrario
a la fe cristiana.
Sin dejar de valorar los aspectos positivos que puedan estar
presentes en otras religiones, los cristianos siempre hemos confesado el
carácter radical y último de la revelación de Dios en la persona de Jesucristo.
Él es el único camino que conduce al Padre, la verdad definitiva de Dios para
los hombres.
No estoy juzgando a quien en conciencia practica su propia religión porque cree sinceramente que en ella está la verdad. Tampoco me
refiero a quien valora desde el punto de vista ético las enseñanzas de las
religiones, incluyendo, por supuesto, las del cristianismo. Ello, claro está, es
legítimo y merece todo mi respeto.
El problema está en quien afirma haber conocido a Jesús, el
Señor, y no abandona sus antiguas creencias como el hinduismo, o busca nuevos
caminos en otras religiones como el Islam.
Una cosa es conocer las tres religiones, familiarizarse con
sus enseñanzas y tradiciones, y otra, muy distinta, es reconocer a Jesucristo, como
el único Señor y Salvador. Si Pi sigue buscando, es porque no le ha entregado su vida a Jesucristo, aunque conozca su mensaje o lo admire.
Jesucristo no es un diosito más en el panteón de las
divinidades que adoramos los hombres. No existe, en sentido estricto,
practicantes del hinduismo o del Islam, que al mismo tiempo sean cristianos
católicos. La fe cristiana no admite ese sincretismo relativista. Toda la
tradición del Nuevo Testamento es fiel a esta experiencia de radicalidad de la
confesión cristiana.
@MarceloMartín
@MarceloMartín
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