La obra Jesús, la historia de un viviente, del conocido teólogo Edward Schillebeeckx, se nos presenta como un esfuerzo de aproximación a la persona de Jesucristo, enclavado en el marco histórico y conceptual del judeo-cristianismo del siglo I, desde las categorías culturales del mundo actual, signado por la prevalencia de una mentalidad científico-técnica, un acusado sentido de la libertad, y la crisis de los grandes discursos que tradicionalmente han dado sentido a la humanidad en su búsqueda de la verdad y la felicidad.
Partiendo de la experiencia del Jesús de la historia, tanto de su mensaje como de su praxis, incluyendo el drama de la crucifixión, el autor analiza la confesión de las primitivas comunidades cristianas, testimoniada en el Nuevo Testamento, acerca de la muerte y resurrección de Jesús, y las consecuencias salvíficas que se derivan de esa experiencia fundante de la fe cristiana: el crucificado resucitado, el Viviente Jesús, es el Cristo, el Mesías, el Hijo unigénito de Dios.
Partiendo de la experiencia del Jesús de la historia, tanto de su mensaje como de su praxis, incluyendo el drama de la crucifixión, el autor analiza la confesión de las primitivas comunidades cristianas, testimoniada en el Nuevo Testamento, acerca de la muerte y resurrección de Jesús, y las consecuencias salvíficas que se derivan de esa experiencia fundante de la fe cristiana: el crucificado resucitado, el Viviente Jesús, es el Cristo, el Mesías, el Hijo unigénito de Dios.
De lo anterior se deriva la gran pregunta: ¿Quién es Jesús hoy para nosotros? Después de la ruptura con el pensamiento clásico, sobre todo a partir de la ilustración y de las filosofías de los siglos XIX y XX, las nociones tradicionales relativas a la salvación que ofrece Jesucristo, parecen haber dejado de tener significado para amplios sectores de la sociedad occidental. De allí el esfuerzo hermenéutico por acercar la confesión de Jesús, El Viviente, a los problemas y a la mentalidad del hombre de nuestro tiempo: el anhelo de justicia, la respuesta frente al drama del dolor y de la muerte, el ansia de liberación y de sentido, la búsqueda de la fraternidad entre las personas, la dignidad y el significado de ser hombre/mujer, el misterio mismo de la trascendencia que se revela en el Abba de Jesús.
En síntesis, Jesús de Nazaret tiene hoy una palabra fuerte de salvación y gracia, para nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI,...Qué el esfuerzo hermenéutico de la cristología por dialogar con la cultura contemporánea, esté acompañado por la invocación al Espíritu Santo, pues es él quien revela en el corazón del hombre el misterio de Jesús, El Señor Resucitado,.." Cuando venga el Paráclito, que yo les enviaré de junto al Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, el dará testimonio de mí" (Jn. 15,26)
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