jueves, 24 de febrero de 2011

PEDAGOGÍA DEL OPRIMIDO: Paulo Freire


He aquí uno de los libros que más honda huella han dejado en mi formación profesional, y en mi concepción humanística de la educación: Pedagogía del Oprimido, del insigne educador y líder social brasileño Paulo Freire.

El libro ha nacido al calor de los proyectos de educación para adultos, particularmente del área rural y suburbana, en el Brasil de los años 60 del siglo XX. En base a su experiencia, el autor propone un método educativo liberador capaz de romper la dicotomía opresor - oprimido, postulando una práctica educativa transformadora de la conciencia social, para que los sectores populares asuman su protagonismo, en la tarea de construir un mundo más humano, justo y fraterno.




En otras palabras, una educación que se afinque firme en la vida real, que no haga de la escuela un instrumento de encubrimiento ideológico de injusticias y desigualdades, que sea al mismo tiempo promoción humana y palanca para el cambio social.

De la interesante propuesta teórica-metodológica de Freire, quisiera destacar tres elementos:

1. Su crítica a la praxis educativa tradicional, a la que denomina Educación Bancaria, centrada en unos contenidos ya dados, fosilizados, ajenos a la realidad, y a los problemas de la vida. Es una enseñanza descontextualizada, pues lo que se aprende no tiene ninguna incidencia en la existencia de las personas.

Además, amparada en una supuesta objetividad científica, la educación tradicional se ufana de exhibir una actitud apolítica del saber, justificando así el orden social injusto y opresor.

2. La primacía del diálogo. En la pedagogía de Freire, educar es, básicamente, dialogar, un intercambio de experiencias por medio del cual se desvela la realidad, es decir, las necesidades, preocupaciones, deseos, el imaginario, de los protagonistas del acto educativo. A partir del diálogo, como acto de reconocimiento del otro, la enseñanza interpreta la realidad, se confronta con ella, responde a ella.

Este principio, para mi caso como profesor de Religión, es fundamental. La enseñanza escolar de la Religión es un espacio de diálogo de la Revelación Cristiana no sólo con el mundo del alumnado y su entorno, sino con los otros saberes presentes en el ámbito académico: las ciencias sociales, la literatura, la filosofía, la ciencia, la tecnología, etc. Esa actitud de humilde escucha, de confrontación, desde la fe, con el mundo, hace que nuestra enseñanza sea relevante y que responda a sus altos fines como medio formativo de la libertad de la conciencia, frente a las grandes preguntas y las grandes opciones de la vida.

Por eso siempre digo, cuando me preguntan ¿qué hacen en Religión?: ¡Estamos dialogando!. Y nuestra formación académica, profesional y cristiana debe estar a la altura de las exigencias de este intenso diálogo entre la Tradición Cristiana y la cultura contemporánea, con todas sus luces y sus sombras.

3. Por último, una propuesta metodológica que siempre me ha ayudado en mi trabajo como profesor, es el llamado tema generador. ¿Qué es el tema generador? En todo grupo humano, con sus particularidades específicas, existe un área de intereses, de motivaciones, que forman parte de la energía del grupo. El tema generador es aquello que es capaz de mover al grupo, de animarlo, de captar su atención y de conducirlo hacia las metas.

Cuando estoy con los jóvenes adolescentes intento ponerme a tono con ellos, descubrir sus temas, aquello que les interesa, aquello que a ellos les parece importante, aunque para mí en lo personal no lo sea. Este conocimiento me permite influir en el grupo, crear una corriente de empatía e identificación que tiene un poderoso efecto motivacional. Por eso siempre que estoy delante de un grupo, busco partir de aquello que intuyo le preocupa o le mueve, de esa forma sé que tengo más probabilidades de despertar el interés, y de promover una actitud receptiva.

Como ven, el post me ha quedado más largo que de costumbre, quizás porque considero a Paulo Freire un verdadero maestro, no sólo por su concepción de la educación, sino por el método pedagógico que se deriva del mismo.

Espero que este librito, nacido en un contexto social e histórico distinto al nuestro, contribuya a enriquecer nuestro acervo como profesores de Religión. Y que el Señor Jesús nos inspire siempre en la difícil tarea de educar que se nos confiado en nombre de la Iglesia. Amén.


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