EL MENSAJE DE LAS BIENAVENTURANZAS: Jacques Dupont

Hay páginas del Evangelio que plasman de manera singular la originalidad de la propuesta cristiana en toda su fuerza transformadora, en su belleza entrañable, en su radical humanidad. Entre todas ellas, se destaca sin duda el mensaje de las bienaventuranzas.





Las bienaventuranzas son el mundo de al revés. Quizás los que las venimos escuchando desde niños nos hayamos acostumbrado demasiado a ellas, y se nos escape su perenne novedad, su carácter paradojal, su sentido, me atrevería a decir, revolucionario y subversivo.

Sí, aunque la palabra para algunos y algunas tenga mala prensa, las bienaventuranzas son revolución en estado puro, dado que trastocan y se enfrentan con nuestro modo de buscar y concebir la vida feliz. Porque, precisamente, de eso se trata, del problema fundamental de los seres humanos, el asunto de la felicidad.

¿Y qué concepto de la felicidad nos propone el maestro Jesús?,...Los pobres, los que lloran, los mansos, los misericordiosos, los perseguidos, los limpios de corazón, los hambrientos de pan y de justicia,...precisamente los que estimamos, según parece, como los más desdichados,...¡Vaya contradicción! ¡El que pueda entender, que entienda!

Las bienaventuranzas sacuden nuestro modo de pensar, pues remiten y quieren provocar una experiencia nueva de humanidad, una comprensión diferente del propósito de la religión y de la santidad, donde la reivindicación del bien de la persona humana, de su dignidad, del logro de su vocación como hijo e hija de Dios, de su llamado a vivir en fraternidad, se convierten en definitorios del ser cristiano o cristiana, es decir, discipul@ del Reino anunciado por el Señor Jesús.

Para ayudarnos a profundizar en este tema, tan primordial en nuestro seguimiento de la persona santa de Jesús, les presento este libro de Jacques Dupont, El mensaje de las bienaventuranzas, una aproximación, exegética e interpretativa, a los textos bíblicos específicos de las bienaventuranzas, tanto de Lucas como de Mateo, intentando desentrañar su significado más profundo en el marco de la cultura, y del conjunto de la revelación de las Escrituras.

Qué el Espíritu Santo nos ayude a comprender y, sobre todo, a vivir el mensaje de las bienaventuranzas, para que vayamos creciendo en la experiencia de la felicidad verdadera, la que nace del Evangelio, y del seguimiento a la persona de Jesús de Nazaret.

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