Ayer pasé por delante de mi colegio, ya que he vuelto a vivir en el
barrio de Madrid donde crecí, y empecé a recordar como nos educaban en
aquella época. Recordé a los profesores y la forma en que nos dirigían.
No se cortaban a la hora de determinar quienes eran “los buenos” y “los
malos” como si se tratara de una peli de vaqueros. Establecían criterios
básicos de “blanco o negro” y se olvidaban muchas veces que el mundo
está creado por millones de colores, formas, ideas, opiniones y
comportamientos.
Pensando en lo que nos enseñaban, he llegado a la conclusión de que
ha habido algunos aspectos importantes que en mi caso he tenido que
“desaprender” para salir adelante en la vida, en el trabajo y con las
relaciones personales:
Las personas que mandan tienen todas las respuestas -
En aquella época no era correcto discutir y argumentar con el profesor.
La comunicación ocurría en una dirección y si intentabas argumentar su
discurso, los profesores generalmente se sentían atacados. Aprendimos la
lección de “no discutir con tu jefe, aunque no tenga la razón”.
Los mejores y más brillantes siempre siguen las reglas
– Está claro que debe ser muy difícil tener en clase a un montón de
niños de forma ordenada si no les enseñas y “obligas” en cierto modo a
cumplir las reglas, sin embargo a lo largo de la vida desarrollamos la
intuición, que nos ayuda a decidir cuando es más o menos conveniente
romper las reglas para conseguir mejores resultados. Cuando éramos niños
nos recompensaban por ser perfectos subordinados, ignorando el
desarrollo de la capacidad creativa.
Lo que dice el libro es siempre verdad – Si en
aquella época no podíamos cuestionar y argumentar con los profesores,
entonces era prácticamente imposible pensar que a veces los libros
tenían una opinión partidista o sesgada de la realidad.
Solo hay un único camino hacia el éxito – Se llamaba
universidad. No había otra alternativa atractiva. Nadie hablaba con
orgullo de las profesiones manuales, técnicas o artísticas. No se
mencionaba la posibilidad de empezar empresas. La única salida viable
era sacar buenas notas para ir a la universidad.
Los tests estandarizados miden tu valía – Antes parecía
que los que sacaban buenas notas valían más que los que suspendíamos.
Todo se medía por el mismo rasero y por supuesto no se potenciaban las
capacidades personales e individuales que cada persona pudiese poseer.
Lo que me pregunto realmente es ¿Esto ha cambiado hoy en día? Me encantaría que opinéis.
Publicado por Alberto Lorente
Fuente: WESLU
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