Para mi, como educador, la historia es de todos los días. Malas calificaciones, problemas de convivencia en el aula, faltas de respeto a los compañeros o a los profesores, desmotivación,...Frente a este panorama, unos padres frecuentemente desconcertados, preguntándose qué hacer o qué no hacer para educar a sus hijos adolescentes.
A veces la actitud de nosotros los profesores, no niego que con buena intención, delante de estos mismos padres es francamente acusadora. Los responsabilizamos de los problemas de conducta de sus hijos y de los resultados de su desempeño escolar. En respuesta, algunos asumen una actitud defensiva, un mecanismo psicológico de protección de su propia autoestima como padres.
Este circulo comunicacional de "defensa-ataque" entre padres y profesores es necesario romperlo porque, entretanto, los chicos se escudan en este "juego" de los adultos, y no llegan a corregir sus actitudes, ni mejoran realmente su conducta.
Lo importante es que los padres perciban en el docente no a un adversario sino a un verdadero colaborador en la educación de sus hijos. Y en este asunto es mucho lo que podemos hacer los profesionales de la enseñanza, más allá de la actitud inicial de unos padres no siempre concienciados ni comprometidos con su misión como padres.
La relación con los padres de nuestros alumnos no es algo marginal, forma parte de nuestro plan de actuación como educadores.
En concreto, les proponemos aquí 6 cosas que podemos hacer los profesores para desarrollar unas excelentes relaciones con los padres, un factor clave, como sabemos, del éxito escolar:
1. Revisar nuestras creencias previas sobre los padres:
El 99, 9 % de los padres quieren ser los mejores progenitores del mundo. Esto que digo parece una obviedad, pero es algo que se olvida con frecuencia. A veces escuchamos en el entorno docente un cierto "discurso" sobre los padres que me parece, además de inexacto, que no nos ayuda a plantear positivamente la relación. Según esa "lógica" la mayoría de los padres "pasan" de la educación de los hijos, son irresponsables, no saben imponer disciplina, etc. Cuando conocemos bien a los padres, nos damos cuenta que casi todos están intentando hacer lo mejor posible, y llevando adelante una familia, en medio de las dificultades normales de la vida, especialmente de los problemas económicos del contexto actual.
2. Escuchar:
En los encuentros con los padres uno de los mejores servicios que podemos prestar es sencillamente escucharles. Por lo general, ellos quieren compartir con nosotros aquello que les preocupa, y están dispuestos a dar información. Adoptemos, eso sí, una actitud empática, de receptividad, sin juzgar lo que nos dicen ni interrumpirles en la medida de lo posible. He descubierto en mi vida como educador que la gente tiene una gran necesidad de que la escuchen sin juzgarla o evaluarla de antemano. Con frecuencia simplemente escuchando se logran clarificar los problemas, y van apareciendo las soluciones y alternativas.
3. Ser concretos:
Cuando tenemos que dar cuenta a los padres del comportamiento y el rendimiento escolar de sus hijos es importante que no nos perdamos en un mar de palabras, y comuniquemos en forma específica aquello que hay que mejorar y la medida que entendemos hay que tomar desde casa. Evitemos a toda costa las generalizaciones y los juicios de valor que en el fondo tienen un fuerte contenido emocional, lo que puede dificultar la comunicación, y el establecimiento de medidas concretas de mejoría de los chicos.
4. Establecer acuerdos:
Es importante que en cada encuentro con los padres se establezcan algunos acuerdos, y que los hagamos constar por escrito. Incluso, dependiendo de cada caso, los mismos alumnos deberían estar en conocimiento del acuerdo que hemos suscrito con ellos mismos, o con sus padres. Cuando logramos esto, incentivamos el nivel de compromiso de los padres con la educación de los chicos.
5. Animar y motivar:
El talante de nuestra relación con los padres tiene que ser, básicamente, de motivación, acompañando en los momentos de dificultad, sin perder nunca el optimismo, y destacando los pequeños logros que se puedan ir alcanzando en el proceso del curso. Estoy convencido que si los padres perciben una actitud positiva hacia ellos, mejora la calidad de la relación. Una buena manera de hacerlo es haciendo pequeños reconocimientos cuando observemos alguna mejoría en el comportamiento y el rendimiento de los alumnos. No sé si otros profesores han tenido la misma experiencia, pero he comprobado que un incentivo positivo tiene más impacto a la hora de generar cambios, que miles de discursos y regaños.
6. Mantener regularmente la comunicación:
Finalmente, la relación con los padres forma parte del proceso de enseñanza-aprendizaje, sobre todo desde la perspectiva de la acción tutorial, por eso hemos de mantener una comunicación regular ya sea a través de las visitas de padres, pautadas en el horario semanal, como por otros medios: agenda, correo electrónico, llamadas telefónicas, etc. Recordemos que es un derecho, y un deber, de los padres estar permanentemente informados del desempeño escolar de sus hijos, por lo que hemos de facilitar todos los medios para que esa relación fluya y sea realmente eficaz.
Hemos compartido aquí estos 6 elementos que considero fundamentales para optimizar la relación padres-profesores,...¿Qué otro aspecto se pudiera añadir que pudiera contribuir a este objetivo?
Buen trabajo, felicitaciones. Sencillamente
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