Una canción que nos invita a mirar con nuevos ojos este mundo, ver más allá, y contemplar el dolor de tantos hermanos y hermanas nuestros y nuestras.
Frente al problema del sufrimiento, sobre todo cuando recae sobre gentes inocentes, no siempre tenemos todas las respuestas. De hecho, muchos y muchas, escandalizados ante la presencia del mal, reclaman a Dios su aparente silencio, y se preguntan: Si existe y es tan bueno ¿por qué permite que sucedan tantas desgracias?
Sólo desde el misterio de la cruz de Cristo, la tremenda paradoja del sufrimiento del inocente cobra sentido y alcanza su significado. Pero siempre desde el claroscuro de la fe. Por la fe en Jesús crucificado, sabemos que la última palabra en la vida humana no la tiene el sufrimiento ni el dolor, sino la vida y la resurrección.
Una cosa es cierta, ante la presencia del sufrimiento estamos llamados a actuar, aliviando el dolor de nuestros hermanos y hermanas, solidarizándonos con el pobre, contribuyendo desde nuestra vocación a la construcción de un mundo donde sea posible la justicia, la paz, la fraternidad que anuncian la presencia del Reino de Dios.
No nos acostumbremos a contemplar como "normal" el drama de tantas personas: el pobre, el enfermo, el parado, el indigente,...Que nuestro corazón tenga ojos para ver y oídos para escuchar, y que nuestras manos estén siempre dispuestas a la solidaridad,...
No olvidemos que los pobres son sacramento de la presencia de Jesús en medio de nosotros.
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