jueves, 19 de julio de 2012

Ave, Maris Stella: Vitrales de la Virgen María


Himno gregoriano tradicional en honor a María, la Madre de Dios: Ave, Maris Stella, interpretado por el coro de las monjas benedictinas del Real Monasterio de San Pelayo.

El vídeo muestra una galería de vitrales que tienen como tema central el misterio de la Virgen María.

El vitral, verdadera expresión de las artes plásticas al servicio de la arquitectura, combina la luz solar con los colores de una imagen plasmada en el cristal de una ventana, creando un efecto luminoso cautivador.

En la arquitectura cristiana el colorido ventanal traspasado por la luz no es un mero adorno, está lleno de significados. La imagen, o el misterio de fe allí representado, cobra vida al ser embestida por el sol, particularmente a la hora del amanecer o del atardecer, iluminando a la comunidad que se congrega allí para celebrar el culto al Señor.

En los vitrales de la Virgen María prevalecen, sobre todo, los colores blancos y azul, símbolos de su pureza y de su pertenencia a la gloria del cielo. A veces aparece en la imagen un lirio, o una azucena,  representando la virginidad de Nuestra Señora.

Para comprender la composición de estas imágenes "luminosas" de María hay dos textos bíblicos fundamentales: la profecía del Génesis sobre la mujer, y su descendencia, llamadas a aplastar la cabeza de la serpiente (Gn. 3,15); y la visión del libro del Apocalipsis, la mujer vestida de sol, con la luna bajo sus plantas, y que lleva en su cabeza una corona de doce estrellas (Apoc. 12, 1).

La figura dual, entrañable, de la Virgen con el niño es predominante en toda la iconografía mariana, también en los vitrales, aludiendo sin duda a esa experiencia tan cercana del pueblo de Dios de la maternidad de María. Ella es siempre para nosotros la Madre junto al Hijo, la que nos muestra y nos lleva a Jesús, la que intercede ante él por nosotros, sus hijos e hijas muy amados.

Pero aún hay algo más.

Al contemplar estos vitrales de la Virgen, descubrimos un atisbo del misterio de la Iglesia. Como María, la Iglesia es la Madre que engendra, por la Palabra y los sacramentos, a Cristo en nosotros; como María ha sido santificada por Cristo, Cabeza del Cuerpo, y es Inmaculada y Pura, aunque sea débil y pecadora en sus miembros; como María ella es la Virgen desposada, consagrada a Cristo por el bautismo; como María está llamada a participar de la gloria luminosa de la Pascua, y a ser transfigurada por el poder de la Resurrección de Jesús.

Como María, la Iglesia es la humilde sierva del Señor, que contempla la Palabra en el corazón, intercede por las necesidades del mundo, proclama su alabanza en el Magnificat, vela junto a la cruz del Señor, participando de los sufrimientos de Cristo, y es revestida de la fuerza del Espíritu Santo en la mañana de Pentecostés.

Concluyo diciendo que no se puede comprender el misterio de la Madre de Dios, si no lo contemplamos a la luz de Cristo y de la Iglesia.

A continuación la letra del hermoso himno "Ave, Maris Stella", primero en latín: 

AVE, MARIS STELLA

Ave Maris Stella
Dei Mater alma,
Atque semper Virgo
Felix coeli porta. 

Summens illud 
Ave Gabrielis ore, 
Funda nos in pace, 
Mutans Evae nomen.


Solve vincla reis,
Profer lumen caecis,
Mala nostra pelle,
Bona cuncta posce.

Monstra te esse Matrem,
Sumat per te preces,
Qui pro nobis natus
Tulio esse tuus.

Virgo singulares,
Inter. Omnes mitis,
Nos culpis solutos
Mites fac et castos.

Vital praesta puram,
Iter para tutum;
Ut videntes Jesum,
Semper collaetemur.

Sit laus Deo Patri,
Summo Chisto decus,
Spiritu Sancto,
Tribus honor unus.
Amen.

Y su traducción en español:


AVE, ESTRELLA DEL MAR 
            
Salve estrella del mar,
Santa Madre del Verbo,
Salve perpetua Virgen,
Puerta feliz del cielo.

Tú que oíste aquel Ave
De la boca arcangélica,
Danos la paz más firme
Cambiando el nombre de Eva.

Liberta a los cautivos,
Cura los ciegos ojos,
Aleja nuestros males,
Danos los bienes todos.

Demuestra que eres Madre,
Y haz que oiga nuestras súplicas
Quien nació por nosotros
Tomando carne tuya.

Oh singular Doncella,
Benigna como nadie:
Libranos del pecado,
Haznos castos y suaves.

Danos vida impoluta
Y seguro sendero
Para que, viendo a Cristo,
Siempre nos alegremos.

Loado sea el Padre,
Honrado sea el Hijo,
Y ambos glorificados
Sean con el Espíritu.


¡Que María, la Madre de Dios, Vitral de la Iglesia, interceda siempre por nosotros! Amén.


4 comentarios:

  1. Marce muy bello me ha gusatdo mucho ,un abrazo desde mi brllo del mar

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  2. ¡¡Gracias Bea!!! ¡Qué la Madre de Dios atraiga sobre nosotros la mirada misericordiosa del Señor Jesús!!! Amén

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  3. A mi también me ha encantado.
    Buen aporte el video.

    Un saludo.

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    1. Ami, muchas gracias por tu comentario, desde aquí lo mejor de lo mejor para ti, hoy y siempre, Jesús y María te guarden

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