viernes, 19 de noviembre de 2010

NUEVAS PARABOLAS: EDUCAR EN VALORES

Siempre los seres humanos hemos sentido fascinación por las historias. Desde el sencillo relato oral de las sociedades tradicionales, hasta los modernos trillers de nuestro cine, todos dan cuentan de esa necesidad imperiosa que tenemos de que se nos represente la vida.

Los relatos, en el fondo, son, a su modo, revelación de lo humano, a través de ellos nos vemos a nosotros mismos, nuestro mundo y el mundo de las demás personas.

Una buena historia casi siempre nos descubre una nueva interpretación del vivir humano que, a simple vista, puede pasar inadvertido o confuso.




Las buenas historias son una necesidad del corazón, lo alimentan, amplían el horizonte y enriquecen la experiencia de lo humano, porque a través de ellas construimos significados y damos sentido a nuestras propias vivencias: el amor, la aventura, el dolor, la soledad,...

Precisamente, la predicación de Jesús del misterio del Reino de Dios no se hizo en base a conceptos o ideas. Cuando el fariseo le pregunta sobre la noción de prójimo (Lc. 10,29), el Maestro no responde con una definición de diccionario, sino que comienza a narrar lo que hoy conocemos como la "parábola del buen samaritano" (Lc. 10, 30-37).

Son estas historias, que el Evangelio llama parábolas, tomadas de la vida cotidiana de su auditorio, el medio que utiliza al Señor para la enseñanza de su mensaje. En este punto, el Evangelio responde perfectamente a las características de nuestra psicología, que, como hemos señalado, se siente fuertemente atraída por los relatos.

Las parábolas de Jesús tocan la vida, porque brotan de la vida misma de sus oyentes. Su extrema sencillez encierra siempre un significado que hay que descubrir, el cual constituye la clave interpretativa del suceso, y que revela un aspecto del misterio del Reino de Dios.

Este descubrimiento del significado conlleva una fuerte invitación a vivir, y a poner por obra. No es, en este sentido, un saber gratuito, sino un saber que lleva a la aceptación del proyecto de Dios, y al compromiso. Es por eso que Jesús reserva la explicación de las parábolas a sus discípulos ( Mc. 4, 11).

Hoy, igual que ayer, las historias y relatos, siguen siendo un excelente recurso educativo. El libro de Antonio Pérez Esclarin Nuevas parábolas para educar en valores, nos ofrece historias cortas y muy sencillas para ser leídas en clase y por los alumnos y alumnas. Detrás de cada relato, como en las parábolas del Evangelio, hay siempre una enseñanza sobre los valores que definen a la persona, y que le ayudan a vivir el misterio de la existencia.

Para la clase de Religión estas historias son un excelente recurso de aprendizaje. Hay nociones como la libertad, el respeto, la responsabilidad, el compromiso, la verdad, que se comprenden mucho mejor cuando quedan plasmadas en un relato, a través de unas acciones y unos personajes que, a modo de ejemplo, los representan.

A través de este recurso se promueve especialmente la competencia lingüística, favoreciendo la comprensión lectora, la adquisición de vocabulario, y la expresión oral y escrita.

Que este libro nos ayude en nuestra tarea formativa como educadores cristianos, promotores de un modelo de ser persona humana acorde al Evangelio de Jesús.

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